CAPRICORNIO, LA CABRA
Del 22 de diciembre al 20 de enero

Habla en francés cuando no puedas

recordar como se dice en inglés una cosa...

Camina con las puntas de los pies hacia afuera...

¡y recuerda quien eres!

Como reconocer a Capricornio

–Está usted viejo, Padre Guillermo –dijo el muchacho–,

y el pelo se le ha puesto todo blanco;

y sin embargo está siempre cabeza abajo...

...Cree usted que, a su edad, eso está bien?

 

Entender el carácter de Capricornio es cualquier cosa, menos fácil. Aprenderás a reconocer este signo, pero necesitarás antes alguna práctica. Estudia a esa silenciosa araña que está en el rincón, y que nada puede contra los insectos que vuelan rápidamente; pero son ellos los que quedan atrapados en la tela pulcramente tejida... y la araña gana. Recuerda la morosa tortuga de Esopo, que se arrastraba caprichosamente en aquella carrera, sin tener la más remota probabilidad de triunfar sobre la veloz liebre. Pero la liebre veloz se desvía en todas direcciones, se olvida de la meta... y la tortuga gana. Observa a la cabra que va escalando la ladera de la montaña. No tiene nada que hacer ante la estrategia de los humanos, más inteligentes, que la persiguen. Pero sus perseguidores van quedándose atrás mientras la cabra porfiada trepa decididamente, de rendija en rendija, con sus pezuñas especialmente diseñadas... y la cabra gana.

Ahora, estudia a Capricornio. ¿Dónde lo encontrarás? Casi en cualquier parte donde tenga oportunidad de progreso o de mejora. En cualquier parte donde pueda avanzar y sacar adelante sus ambiciones secretas. Prueba en una reunión social. Capricornio no es alegre concurrente a fiestas, pero la Cabra que estudiamos no es solo trepadora de montañas: es trepadora social. Elige un grupo mixto, y, preferentemente, uno en el que el nivel de ingresos sea alto. También puedes ensayar con un grupo que tiene ingresos de tipo medio, pero cuanto mas desciendas a partir de eso, tanto menores serán tus probabilidades de encontrar un Capricornio. Posiblemente no lo encontrarás con la pantalla de la lámpara puesta a modo de sombrero, ni haciendo una exhibición de zapateo, ni llamando ninguna manera la atención sobre si; será más bien el espectador admirado de la última fila. Es posible que ni siquiera adviertas al principio, mientras él observa, calmo y silencioso a las personalidades resplandecientes, encantadoras, agresivas y brillantes que le rodean. Cualquiera del grupo te dará la impresión de estar mejor equipado que él para la carrera, sea cual fuere la carrera. Muchos de ellos fanfarronean, otros tienen miedo, pero todos parecen tan preparados, tan pulidos, que no da la impresión de que Capricornio tenga nada que hacer frente a ellos. Si, pero les ganará.

Hace un par de años fui a visitar la librería de un astrólogo neoyorquino. Mientras yo desparramaba generosamente mis perlas de sabiduría, y le daba consejos –que él no me había pedido– sobre los libros que debería tener y discutía con él temas astrológicos, me enteré de que era Capricornio, y él se enteró de que yo era Aries. Muy ufana, adiviné correctamente su ascendente, hablé y me moví con soltura, en una palabra, parecía que yo llenaba la escena. Antes de que yo me fuera, él me dedicó una sonrisa, dulce y encantadora, y –con su fascinante acento húngaro– me dijo una cosa rara. <<La Cabra le ganará al Carnero. Lo dijo como a la ligera, pero con mucha seriedad. Al salir de la librería, me reí para mis adentros. <<Qué engreído –pensé–. ¿Quién podrá superar a un doble Aries?>> Pero, ¿sabéis? Cuando yo no puedo encontrar algunos libros que necesito, y que están agotados desde que Noe construyó el arca, ahí aparece con ellos el Capricornio. Poco a poco, me he visto obligada a rendir respetuoso homenaje a su superioridad, y aquí me tenéis, reconociendo a su signo solar cualidades que yo le envidio, pero que no poseo. Es lo que dije: Capricornio gana.

Otra confesión. Como Aries que soy, me enferma aceptar directrices. Ningún escritor Aries aguanta que alguien corrija su trabajo. Últimamente, me hicieron la sugerencia de que una correctora Capricornio revisara algunas cosas que yo había escrito. Me sentí ofendida y, aunque exteriormente me mostré de acuerdo, en mi fuero íntimo decidí que no le permitiría cambiar una sola palabra del fruto de mi genio; me limitaría a fingir que estaba de acuerdo. Ella hizo sus sugerencias de manera tranquila, tímida casi, y bien a pesar mío vi con total claridad que eran inteligentísimas. ¿Cómo no se me había ocurrido a mi misma cortar esa frase y cambiar esa palabra? Después de haber seguido –a regañadientes– sus instrucciones al pie de la letra, la redacción quedó mejorada de manera dolorosamente obvia. Capricornio volvió a ganar.

Finalmente, pese a mi agresiva mentalidad ariana, decidí que de nada sirve pelear con ellos, y lo mejor será que tú llegues a la misma conclusión. Pobre del vendedor entusiasta que, al hacer una estimación de su cliente Capricornio, piensa que a ese tonto puede venderle el puente de Brooklyn. Tiene mucho que aprender.

Como la Cabra se confunde tan discretamente con el grupo, mimetizándose inconscientemente con el fondo, no siempre es fácil reconocer las características físicas de este signo solar. Capricornio puede ser macizo y musculoso, pero también nervioso y delgado o regordete y blando. Pero sea cual fuere la configuración de su cuerpo, la Cabra dará la impresión de estar arraigada en su sitio, hasta que se decida a cambiar de lugar. Generalmente, la gente de Saturno tiene el pelo lacio, fino y negro, ojos azules, pero estúdialos con atención. Sinceramente, ¿no dan en realidad la impresión de que deberían haber nacido con la piel, el pelo y los ojos oscuros? Es una afirmación arriesgada, pero cierta. Toma a Marlene Dietrich, por ejemplo: cutis de porcelana de Dresde, ojos verdes, pelo rubio como el trigo. Vuelve a mirarla; observa la tranquila deliberación de sus acciones, escucha su voz gutural y profunda. Recuerda su legendaria habilidad para los negocios y su terrenal ambición. ¿No son, todas estas, condiciones más acordes con la imagen de una mujer morena? Si tienes presente esta sutileza, jamás te dejarás engañar por la apariencia de un Capricornio.

La personalidad saturnina está siempre rodeada por una tenue irradiación de gravedad y melancolía. Ninguno de estos nativos escapa por completo a la influencia saturnina y a su impronta de disciplina severa y abnegación. Suelen ser de pies fuertes, y les gustan los zapatos prácticos. Tienen gran habilidad manual, su voz es suave y sedante, y probablemente encontrarás en ellos una gentileza halagadora y persuasiva. Capricornio puede parecer tan inofensivo como una almohada de plumas, pero es resistente como una armadura. Trabaja persistentemente, sin pausa, y se las arreglan para digerir insultos, presiones, decepciones y obligaciones con tanta calma como la cabra digiere latas oxidadas, vidrios rotos y cartones. Como ella, tiene el estómago de hierro, y sus cuernos son peligrosos. Mientras los extravertidos alegres y sonrientes dilapidan sus energías en todas direcciones, Capricornio jamás se desvía un centímetro a derecha ni a izquierda. Sigue tercamente su senda hacia arriba, con una fe innata en la seguridad de los caminos bien trillados, y desdeñando los seductores atajos que –la Cabra bien lo sabe– están llenos de peligros.

Sienten una gran admiración por quienes han subido antes que ellos a la cima de la montaña y han establecido las normas del viaje. Son los cortejantes del éxito; respetan la autoridad y honran la tradición. Hay muchas personas enérgicas e impulsivas que les tachan de esnobs y de engreídos. A su vez, la Cabra puede considerar temerarios y tontos a sus críticos, pero por lo general es demasiado prudente para hacerse enemigos innecesariamente. Los saturninos se someten, asienten, se adaptan. ¿O simplemente dan la impresión de hacerlo? Capricornio deja que los demás se le adelanten, pero suele ser él quien llega primero, contra toda lógica. Trata de evitar los obstáculos, las rocas cortantes. No puede resultar asombroso que rara vez tropiece, puesto que no lleva los ojos clavados en las estrellas. Su mirada se dirige hacia delante y afirma firmemente los pies en el suelo. Celos, pasiones, impulsos, enojos, frivolidades, despilfarro, haraganería y descuido son obstáculos; que sean otros quienes tropiecen con ellos y se caigan. Capricornio no. Él puede echar un rápido vistazo hacia atrás, compadeciéndose de los caídos, o agradeciéndoles el consejo y la ayuda que antes le prestaron, pero no tardará en seguir subiendo sin prisa y sin pausa hasta llegar a la meta.

Entre ellos hay algunos que son deliciosamente románticos, que entienden la extraña luz de la Luna y los colores gloriosos de las alas de una mariposa; pero no dejarán que sus emociones les impidan ver los hechos, si son saturninos típicos. Si Capricornio escribe un hermoso poema, lleno de imaginación y de ilusiones, el tema será concreto y la puntuación impecable. Irá derecho al grano, sin que jamás su sentimiento se derrame por los bordes. Si quieres ganarte el respeto de la Cabra, no desafíes las convenciones. Hasta los más osados de este signo, que constituyen la excepción, observarán por lo menos las exigencias externas que impone la convivencia social. Las escenas en público y los incontrolados estallidos pasionales les hacen sentir incómodos.

Ocasionalmente, algún Capricornio olvidará ocultar su ambición y se negará a trabajar si no es en un puesto clave. Se convierte entonces en una Cabra obstinada que insiste en empezar desde el último peldaño de arriba, el lugar que en su sentir le pertenece. Como es natural, una actitud así tiene como resultado una persona sombría, pesimista, egoísta y fría, imposible de satisfacer. Pero un buen par de golpes suelen ser suficientes para que se encamine por la buena senda.

Es típico que, de jóvenes, los nativos de Capricornio se muestren más satisfechos que cuando envejecen, para lo cual hay una buena razón. De una forma que hace pensar en los chinos, los jóvenes regidos por Saturno hacen ídolos de los antepasados y los mayores; el respeto por la sabiduría de la edad y de la experiencia es innato en la naturaleza saturnina. Pero cuando maduran, y cuando los <<honorables antepasados>> y los ancianos han desaparecido, las locuras de las generaciones actuales pueden ser causa de miedo y perplejidad para la Cabra, con su carácter conservador. Andan por ahí chasqueando la lengua, sacudiendo la cabeza y evocando en voz baja los buenos tiempos de antaño. Por suerte, sin embargo, hay una buena cantidad de ellos que saben adaptarse al cambio. Es encantador ver a un Capricornio de cabellos grises alternando alegremente con los jóvenes, aprendiendo por primera vez las alegrías que se le pasaron por alto en la seriedad de su infancia. En la madurez, Capricornio se comporta como un variante frustrado, o acepta alegremente todas las diversiones y bailes de última moda. Algunos, los que se quedan a mitad de camino, sonríen con reprimida emoción mientras miran desde fuera, marcando con los pies el ritmo de la música, pero sin llegar nunca a reunir el valor necesario para participar en la danza. Será raro encontrar las narices rectas y bien dibujadas de Capricornio metidas en lo que no le importa, ni la lengua saturnina entregada al chismorreo. Si el signo solar se combina con influencias desfavorables de Géminis o Piscis, pueden ser un poco charlatanes, pero normalmente las Cabras tienen bastante con ocuparse de sus propios asuntos. No es frecuente que den consejos que nadie les pide, pero si deliberadamente recurres a su sabiduría práctica, sin titubear te aconsejarán con toda seriedad. Además, esperarán que aceptes su consejo; si no eres capaz de seguir su ejemplo, Capricornio no perderá mucho tiempo tratando de enseñarte y no se sentirá inclinado a compadecerse de ti.

Tal vez te digan que la gente de este signo se casa por dinero o por la posición social. Es una exageración, aunque, sin duda, fue un Capricornio el que dijo: <<Es tan fácil enamorarse del director de orquesta como echarse una cana al aire con el segundo violín>>. Con su espíritu práctico, es raro que la Cabra se precipite en los negocios o en el matrimonio si no está bien preparada, financieramente en el primer caso, emocionalmente en el segundo. Son gente capaz de hacer cosas extrañas por alcanzar seguridad. La idea de la vejez es una constante en la mente saturnina. Hasta los Capricornios más jóvenes se complacerán instintivamente en visitar al tío Eulogio o a la tía Minerva. Después de todo, es posible que los parientes chochos tengan algunas acciones o sabe Dios que bienes, aparte de ser afectuosos y calidos. Y realmente seria una pena que legaran su fortuna al canario. Tal vez te parezca que una actitud así es fría y calculadora, pero para Capricornio es sensata. La oportunidad no necesita llamar dos veces a la puerta de la Cabra, porque al primer golpe ya le abre. Mejor dicho, Capricornio estaba detrás de la puerta, escuchando, en espera de que llamara.

De pequeños, los niños de este signo tienden a ser más débiles y enfermizos que otros chicos, pero tanto las fuerzas como la resistencia a la enfermedad se incrementan con la edad. La naturaleza sobria y moderada del nativo típico le da una enorme resistencia, y un potencial de supervivencia tal que no es excepcional encontrar algunos que han doblado el codo del siglo. La gente de Saturno podría muy bien evitar contacto con médicos y hospitales; si no lo hacen, es porque el miedo, la incertidumbre, las preocupaciones y la melancolía son mas dañinos que los propios microbios. No hay dieta, regularidad en los hábitos ni resistencia a las enfermedades que puedan triunfar de los riesgos del pesimismo. Los Capricornio que deseen evitar la enfermedad tendrán que hacer mucho ejercicio al aire libre y cultivar una actitud más positiva y extrovertida. El aire fresco del campo y las frescas brisas de la tolerancia pueden hacer milagros con la salud saturnina. Casi todas las Cabras, cualquiera que sea su sexo, son de piel delicada y es posible que padezcan erupciones nerviosas, alergias, asperezas y grietas, algunas anomalías con la transpiración, poros dilatados o acne. También son comunes los trastornos gástricos debidos a comidas incompatibles y tensiones mentales. Pueden sufrir fracturas en piernas y brazos. Las rotulas, articulaciones y huesos son áreas vulnerables; otros frutos de la melancolía saturnina son las parálisis psicosomáticas, intensos dolores de cabeza e infecciones renales.

Es posible que tengan dientes blanquísimos, hermosos y fuertes, o bien que la dentadura les cause continuos problemas y les imponga continuas visitas al dentista. En términos generales, si consigue evitar las largas enfermedades que tienen su origen en sus prolongadas depresiones, la tenacidad vital de Capricornio es notable. Pero, ¿qué gracia tiene ser la última hoja del árbol, si uno sufre de artritis y de reumatismo? Para mantenerse sana, la Cabra debe buscar el sol y reírse de la lluvia.

Es un ser tan tímido y dulce, un poco testarudo tal vez, pero de manera tan comedida que parece inofensivo. Una persona tan segura, en quien se puede confiar, y que le halaga agradablemente a uno. ¿Quién seria capaz de herirle o de considerarle ambicioso? Entretanto, Capricornio se vale de tus propias debilidades, ínfulas y celos para hacerse fuerte. Es tan útil, y acaba siendo tan indispensable, que eres tú quien finalmente le pide que tome las riendas. En lo sucesivo, él gobernará sin dejarse ver, desde el rincón, moviendo con toda modestia los hilos de la autoridad. La Cabra somete su afán de sobresalir para conseguir lo que su afán de sobresalir realmente desea: la posición del auténtico líder. Con cautelosa prudencia, bondadosa pero tenaz, resguarda el pasado del descuido y protege de la confusión el presente, para que tú puedas construir sin riesgos el mañana.

No necesita ir al frente del desfile, con bombos y platillos; es el quien, entre bambalinas, autoriza el desfile y determina su recorrido. Todos los temerarios que se pasean por la cuerda floja necesitan de la red firme y segura de Capricornio cuando un error de cálculo les precipita al vacío. La disciplina y formalidad del negro azabache y el azul marino, la práctica solidez del marrón, los sueños –honestos y profundos– del verde oscuro: he aquí los serenos colores de su perdurable arco iris. Camina lentamente a través de su selva silenciosa, alfombrada de suave musgo y decorada de hiedras, y busca los ocho tesoros escondidos de Saturno. Bajo el sauce llorón de Capricornio hay enterrados rojos y suntuosos rubíes. Quédate... para conocer la eterna belleza del ónice, pura y tersa. El plomo de Capricornio es sólido, y con su carbón se encienden fuegos perdurables.

Personalidades Capricornio famosas

 


Steve Allen

Humphrey Bogart

Pablo Casals

Nat King Cole

Marlene Dietrich

Benjamin Franklin

Ava Gardner

Barry Goldwater

Cary Grant

Alexander Hamilton

J. Edgar Hoover

Howard Hughes

Juana de Arco

Johannes Kepler

Martin Luther King

Rudyard Kipling

Mao Tse–tung

Henry Miller

Isaac Newton

Richard Nixon

Louis Pasteur

Edgar Allan Poe

Helena Rubinstein

Carl Sandburg

Albert Schweitzer

Daniel Webster

Woodrow Wilson

Loretta Young


El hombre Capricornio

¡No le tengas esperando, criatura! Vaya

¡si su tiempo vale mil libras por minuto!

Y no juegues así, todo el tiempo con los dedos...

Mejor que no digas nada.

¡El lenguaje vale mil libras por palabra!

 

Está rodeado por una pared de ladrillos que él mismo se construyó. Es tímido, pero fuerte y recio; agradable, pero orgullosamente ambicioso. Como los legendarios y silenciosos vaqueros del Oeste, parecería que al hombre Capricornio le gustara estar solo, pero no es así en realidad.

Secretamente, Capricornio se desvive por la adulación. Le encantaría sobrecoger multitudes desde un trapecio volante. En sus sueños mas íntimos, la Cabra es una romántica incurable, pero su naturaleza está encadenada por Saturno. El severo planeta de la disciplina le exige un comportamiento tranquilo, acciones prácticas y seriedad de intención. Tal es su cruz, a veces bien pesada de sobrellevar. Habrá ocasiones en que Capricornio ocultará su frustración bajo actitudes bruscas, y otras en que te sorprenda con un humor inesperado e incongruente, siempre de tipo irónico y descreído. Las gentes de Capricornio pueden ser aburridísimas cuando se ponen en trance de hacer bromas secas y retorcidas.

Si das vuelta como un calcetín a un estable y confiable varón Capricornio, te encontrarás con un alegre soñador que anhela sentir cómo el viento le desordena el pelo y se embriaga con la dulce fragancia de los halagos, ávido de emociones y sediento de aventuras. Solo unos pocos elegidos son capaces de liberar a esta alma solitaria de su prisión secreta.

Saber algo de los signos solares puede ser utilísimo para quienes se inclinan a juzgar los libros por las solapas. Ahí estabas tú, pensando que Capricornio sería un maestro excelente, pero como enamorado, lamentable. Casi habías decidido dejar que se dedicara a la política, en vez de conquistarlo; te daba la impresión de un hombre que preferiría ver su nombre en el Quien es quién, mejor que en tu diario íntimo. Y ahora descubres que tiene un corazón tan cálido y cordial como un grato fuego de leña en una noche de invierno. Ya se que es para alegrarse, pero espera un momento antes de correr a estrujarle entre tus brazos, esperanzada en que él te hará llegar hasta la Luna. Sorpresas como la que acabo de describirte forman parte de su naturaleza íntima. Se quedará impresionado y fascinado sí, lo adivinaste, pero naturaleza íntima quiere decir eso, precisamente: naturaleza íntima. Lo más probable es que jamás deje en libertad de realizarse a todos esos sueños etéreos de apasionados transportes. De todas maneras, tú ya sabes que los tiene, y es bastante. No sigas esperando que tu Capricornio se lance a pasear con los pies desnudos entre las amapolas; no podrás cambiar su básica personalidad saturnina.

Lo que puedes hacer, en cambio, es reírte de sus historias de perro apaleado hasta que cobre el valor suficiente para contarte cuentos menos deprimentes. Puedes insinuar que te parece que bajo su fachada conservadora arden fuegos ocultos, e insistir hasta que se arrime a dejar asomar un par de llamas. Puedes decirle que sueños como los que él sueña te parecen los mas coloridos, ya que ningún sueño es tan abigarrado como el que realmente sucede, y tal vez se atreva a soñar unos cuantos mas. Algún día llegará a la cima de la montaña que se ha puesto como meta, y tú estarás junto a él, orgullosa de la determinación de tu Cabra, y muy contenta de haber creído en la posibilidad de realización de sus sueños.

Capricornio hace como si pudiera vivir sin halagos, y la forma en que reacciona cuando se le dice algo grato es una prueba bastante convincente. ¿Alguna vez le dijiste algo agradable a tu galán Capricornio, y te decepcionaste al ver su cara inexpresiva? No te apresures. El hecho de que la especialidad de la Cabra sea el autoengaño no significa que tú también tengas que dejarte engañar. En realidad, necesita desesperadamente que le digan que es bueno, inteligente, buen mozo, deseable e interesante, pero como no suele dejar ver su necesidad, no son muchas las orquídeas que recibe. Por eso es posible que sea un poquito torpe y no sepa que hacer cuando alguien le expresa abiertamente que le admira, de modo que disimula su incomodidad haciendo algún chiste retorcido o ignorando el cumplido: una reacción que puede hacer que los demás decidan que jamás volverán a correr el riesgo de decir una gentileza a ese cara hipócrita. Como da la impresión de que no le gusta que le halaguen, le halagan cada vez menos. Es un círculo vicioso, pero la culpa puede ser tuya, más que de él. La próxima vez que le ofrezcas un ramillete verbal a tu Capricornio, mírale las orejas. ¿Ves como se le ponen rosadas? ¿Ves como apenas le centellean los ojos, y ese temblorcito imperceptible en la nariz? Esta tan animado como un ponche. El hecho de que no se ponga a zapatear ni a revolcarse en el césped como Leo, no significa que no este contentísimo, y con la sensación de haber crecido tres metros. Capricornio necesita que le vean como el tipo sensacional que es, pero su naturaleza y los astros le vedan la publicidad. Tú tendrás que ser su agente de prensa.

Es, como dirían los horticultores, de florecimiento tardío. En su juventud serio como un búho, al madurar va relajándose gradualmente y, si es un auténtico Capricornio, puede terminar siendo el hombre de aspecto y comportamiento más juveniles del grupo. Ahora bien, este es un aspecto que conviene tener en cuenta: con otros hombres tendrás que tolerar años de tonterías para después adaptarte a una vejez rígida y melindrosa; con Capricornio, es posible que al principio tus entusiasmos se encuentren un poco restringidos, pero ¡piensa en lo que puedes esperar para mas adelante! En la primavera de vuestro idilio, tu enamorado Capricornio no te propondrá una escapada a Paris, pero es posible que cuarenta o cincuenta años mas tarde, cuando otros hombres se quejan de que les duelen las articulaciones, él te lleve a ver el Taj Mahal a la luz de la Luna. No está tan mal. Si tú eres de las que les gusta atiborrarse con entremeses y después comen de mala gana la comida, Capricornio no es para ti. Una relación amorosa con un hombre de este signo, siempre que termine en el matrimonio, es como comer el postre al final, como corresponde.

Naturalmente, la inversión del proceso de envejecimiento en Capricornio puede hacerte pensar que en el rubro fidelidad puede haber gato encerrado. Lo hay. Es verdad que no tendrás que preocuparte mucho por los desvíos de la Cabra cuando el romance es fresco y está húmedo de rocío, y también es verdad que puede soltarse un poco a medida que tiene más edad. Pero así y todo, su fidelidad es mas segura que la de la mayoría de los otros signos solares, porque Capricornio prácticamente quema incienso en el altar de la familia. Aun si comete algunos pecadillos menores en la época de su tardío florecimiento, nunca los pondrá por delante del fuego del hogar, de los hijos y de ti. Los lazos familiares le inspiran un sentimiento muy próximo a la reverencia, y esto es válido para la familia que ha creado contigo y para su familia de nacimiento, que desde la infancia ha sido para el objeto de devoción.

De nada te serviría ofender a su madre o mostrarte fría con su hermano; prepárate a amar a tu familia política, aunque sean tan dignos de amor como un cactus. No solamente él los defenderá, sino que, si extremas las discusiones, la tensión impuesta por la lealtad a las dos familias puede ser causa de que se ponga taciturno y sombrío... y nada hay menos deseable en este mundo que un Capricornio taciturno y sombrío.

Tal vez des con alguno que exprese abiertamente su desdén por sus parientes o que haya cortado con amargura los vínculos familiares, sin haber vuelto nunca a mirar hacia atrás, pero si rascas la superficie de tal independencia, encontraras en su pasado alguna profunda herida emocional, causa originaria de un comportamiento tan atípico. Muchos hombres de este signo siguen viviendo con su familia mucho después que sus amigos de la misma edad se han ido a disfrutar de las delicias de la vida de solteros. Por lo general, se enamoran mas tarde que la mayoría, y también es raro que se casen antes de tener bien encaminada una carrera.

Con la mira puesta en el linaje y la perfección, observarán con mucho cuidado lo que se les presente. La Cabra elegirá una muchacha capaz de ser buena madre. Además, tendrá que ser buena cocinera y ama de casa. También deberá vestirse bien para impresionar a sus relaciones comerciales y a sus amigos, y si esta un peldaño por encima de ellos en posición social, modales, educación e inteligencia, será preferible. Finalmente, Capricornio hará un rápido estudio para asegurarse de que sea bella o de que resulte físicamente atractiva. Ya ves que las cosas no podrán ir muy bien si llevas el pelo descuidado, si se te acabó el perfume o si no tienes unas piernas como para hacerte odiar por Miss Universo. Busca en el baúl esos papeles donde consta que tu familia desciende de los que hicieron la Revolución norteamericana y enséñale los muebles coloniales del comedor. Una vez por semana invita a almorzar a su madre, y haz que él se fije en lo bien que administras tu presupuesto. La próxima vez que salgáis juntos, lleva a tu hermanita de cuatro años (si eres hija única, pídele a la vecina que te preste su bebé). Frecuentemente, límpiale con suavidad la naricita con un impecable pañuelo de hilo, comenta que te gustaría estar en la comisión de fomento urbano del ayuntamiento, camina con calma, déjate caer con alguna frase en francés y derrítete cuando veas un bebé en un cochecito. No te olvides de comentar que el padre de tu Cabra es el caballero mas encantador que hayas conocido, o menciona como quien no quiere la cosa a ese tío abuelo que fue de los primeros colaboradores de Ford o a tu otro antepasado, el que peleó junto a George Washington (cualquiera de los dos puede valer). Si eres bonita, tanto mejor. Pero no habrá encanto que de mejores frutos que el cubrecama que hiciste para tu prima Bessie. Casi puedo asegurarte que si no pasas el examen de su familia, Capricornio no se casará contigo. Hay excepciones, claro, pero son tan escasas que es simplemente temerario apostar a que tu enamorado Capricornio pueda ser una de ellas.

Después que la familia te haya propuesto matrimonio –quiero decir, después que te lo haya propuesto él–, empieza a poner los puntos sobre las ies. Con firmeza. Hazle saber que su gente te encanta, pero que es con él con quien quieres compartir mesa y lecho. De otra manera, te pasarás más de un sábado por la noche cocinándole la cena a su tío Charlie o ayudando a su hermanita menor a superar los dolorosos trances de la adolescencia.

Como Capricornio casi siempre se pone un poco nervioso en presencia del sexo opuesto, por ahí habrá alguno que insinúe torpemente situaciones equivocas, intente alguna indirecta o se muestre áspero, recio e insensible. No es más que su manera de demostrar seguridad, un método típico de disimular su timidez y curiosidad ante las pasiones al rojo de gente más agresiva. No dejes que eso te lleve a pensar que quiere que juguéis a Bonny y Clyde. Tú no eres Mae West ni Texas Guinan: eres una dama, y no lo olvides jamás. Es posible que él dedique algunas miradas furtivas a las damas de la noche, pero no será con ninguna de ellas con quien se case. Tal vez todo esto te haga pensar en los consejos de tu tía abuela, pero si te parece anticuado, ponte un bikini mínimo, maquíllate los ojos de verde, báñate en perfume y bésale en publico. Es posible que algún día recorras el pasillo vestida de gasa blanca, pero no será al encuentro de ningún saturnino.

Un lindo regalo para tu marido Capricornio será un libro de poesías, cuanto más románticas mejor. Si no le enseñas desde muy pronto el arte de expresar sus afectos, puedes terminar siendo una esposa a quien no le falta nada, cálidamente apreciada y adorada, con un marido que es un perfecto encanto... pero que emocionalmente se muere de hambre. Y llegados a esas alturas, de nada servirá que te quejes porque el nunca te dice que te ama: se limitará a mirarte con ofendida inocencia o con aire gruñón, según la intensidad de la influencia de Saturno cuando nació, y te explicará pacientemente que estás chiflada. ¡Si él se acuerda perfectamente de haberte dicho que te amaba cuando te dio el anillo de compromiso, y también cuando nació el segundo de vuestros hijos!

Él piensa que deberías estar segura de lo que siente por ti. ¿Acaso no te mantiene, además de rendirte el homenaje de dejar que seas la madre de sus hijos, le barras los suelos y lustres los trofeos que él consigue? Para Capricornio, las declaraciones verbales y floridas son superfluas. Tal vez te pregunte si lo que quieres es a Richard Burton; que eso te de pie para contestarle <<sí>>, en voz bien alta. Con eso se sobresaltará un poco, y aunque no se convierta en Richard Burton, es posible que llegue a darse cuenta de que murmurar suavemente <<tesoro>> en el momento adecuado no disminuye en nada su masculinidad.

Como padre, será Padre, la personificación literal de la palabra. Estará siempre a la cabecera de la mesa, en los picnics también. Aunque le toque sentarse sobre la hiedra venenosa o cerca del hormiguero, cuando os disponéis en torno al mantel extendido bajo los árboles, allí donde se siente papa Capricornio será la cabecera de la mesa. Exigirá respeto y obediencia, e insistirá en las rutinas y en la disciplina, pero lo compensará con una dedicación sincera y hasta de sacrificio. Además, estará de acuerdo con las grandes fiestas de cumpleaños y los alegres festejos navideñas. Es muy improbable que un papa Capricornio tenga el tipo de mano blanda que echa a perder a los niños: se ocupara de que vayan al dentista y hagan los deberes, y los pondrá en el rincón cuando sea necesario, transmitiéndoles enfáticamente su propio sentido de la organización y de la responsabilidad, cosas que sin duda no harán daño a los niños, aunque tal vez les quiten un poco de vivacidad. Recuérdale que ser padre no es solamente una gran responsabilidad: también puede ser divertido. Considéralo como uno de los papás que pinta Dickens, enséñales a los niños a que sean generosos con el beso de las buenas noches, y a él insístele para que les lleve al partido de fútbol, a pescar o a nadar. Si es un poco estricto, piensa que a la larga ellos se beneficiarán, siempre que papá no se exceda. Cuando sean los nietos quienes salten sobre sus rodillas, se habrá vuelto sorprendentemente tolerante. Los abuelos Capricornio son estupendos canguros; hasta conozco a uno que sale a la calle a patinar con su segunda generación de descendientes.

Será raro que un hombre Capricornio se case deprisa y se arrepienta con sosiego; mas fácil es que se casen con sosiego y se arrepientan deprisa. En la mayoría de los casos, el matrimonio de Capricornio es sólido, pero si la Cabra se da cuenta de que se ha equivocado se ira sin perdida de tiempo, sin darle una segunda oportunidad a su mujer. Capricornio detesta el divorcio, de manera que esta actitud no es muy frecuente, pero cuando sucede, es definitiva. En una palabra: cuando se hartó, se hartó.

Para tu marido saturnino, hacer el amor puede estar tan sujeto a horario y calendario como hacer las compras, despachar la correspondencia, ir al banco, visitar museos y galerías de arte o limpiar su colección de armas y de trofeos. Tal vez te parezca frío y poco sentimental, pero recuerda que a Capricornio sigue interesándole el aspecto físico del amor mucho después que otros maridos se reducen a la poesía para expresar sus emociones. Si me entiendes, eso significa lo que ya te dije al comienzo: el postre al final. Cuando ya se haya jubilado, tendrá mas tiempo para pulir sus técnicas afectivas, y eso es mejor que un seguro... contra los días malos, contra la soledad y contra los golpes de un mundo feo y sórdido. Cualquier mujer sensata aprecia en lo que vale la devoción saturnina. No será un amante fogoso que te corteje con los ojos llenos de estrellas ni con palabras floridas y apasionadas, pero te protegerá de todos tus miedos femeninos. Es hombre recio, pero de corazón tierno. Después de haber cortado la leña para el fuego acogedor, se sentará contigo junto a él, teniéndote tiernamente de la mano. Y por mas canas, kilos de mas o arrugas que te vaya sumando el correr del tiempo, para el serás siempre aquella muchacha que consiguió hacerle decir: <<Te amo>>. Y si te detienes a pensarlo, ¿que necesidad hay de que te lo repita una y otra vez? Cuando dura tanto tiempo, con una vez basta.

La mujer Capricornio

Entonces se levantó y empezó a pasearse,

al principio bastante rígida

porque temía que se le cayera la corona:

pero se consoló con la idea

de que nadie había allá para verla,

.. Y si realmente soy reina –se dijo

mientras volvía a sentarse–,

con el tiempo podré desenvolverme muy bien.

 

No hay un modelo típico de mujer Capricornio. Puede ser la conservadora de un museo y mirarte a través de unas gafas como las de la abuela, porque las necesita, y también ser bailarina y usar un taparrabos de lentejuelas, por pura diversión. Podrás verla dirigir con toda eficiencia una asociación de padres y maestros, freír hamburguesas en una cafetería u organizar el baile de caridad más impresionante de la ciudad. Una mujer Capricornio puede brillar en las columnas de noticias sociales, sonreír recatadamente detrás de un candidato político (su marido) o verter líquidos misteriosos en tubos de ensayo. Pero no importa lo que haga ni la ropa que use: Saturno regirá sus acciones y sus objetivos secretos. Puede ser ultra femenina, tan coqueta y encantadora como para conseguir que un hombre se sienta un oso gigantesco, capaz de protegerla de este mundo frío y cruel; pero también puede mostrarse gélida, silenciosa y distante, tranquilamente instalada en su pedestal de mármol mientras te desafía a que tengas la habilidad suficiente para ganar su distinguida mano. No importa la personalidad que proyecte: por debajo de sus artilugios femeninos o de su modalidad práctica y sensata, siempre está la misma meta: una acerada determinación de atrapar al hombre justo, capaz de llegar a ser importante, de hacerla sentir orgullosa y de ser buen padre para sus hijos.

Son tantas las muchachas Capricornio que tienen una carrera, que se podría pensar que el amor y el matrimonio pasarían siempre a segundo plano. Con el amor, eso es cierto; con el matrimonio, no. Lo que hay que entender es que las metas de Capricornio son la seguridad, la autoridad, el respeto y la posición. Poco importa que esas necesidades se satisfagan frente a un encerado como maestra de escuela, detrás de un escritorio como ejecutiva, o junto a un marido ambicioso cuya vida social y hogareña ella pueda manejar con fácil gracia y planteamiento cuidadoso. De una manera o de otra, la mujer Capricornio conseguirá que la reconozcan; hay quien lo consigue escribiendo libros, dando conferencias, pintando o componiendo música. Es sorprendente cuantos nativos de este signo, de uno u otro sexo, tienen un excepcional talento artístico. Tal vez les venga de su sentido innato del equilibrio y de la armonía, que les lleva a saber lo que es placentero y lo que es correcto.

El punto es un poco delicado, pero incluso las mujeres saturninas a las que llegas a conocer en algún teatro de revista, o desempeñándose en la profesión mas antigua del mundo (y apenas si serán un puñado), terminarán por casarse con el artista principal o con el propietario del teatro, en el primer caso, y con el mas rico de sus clientes en el segundo. El destino de la Cabra es trepar. No importa que el punto de partida esté situado alto o bajo: cuando llega a la cima es cuando la vista le parece más satisfactoria. No hay oropeles en la mujer Capricornio; jamás la veras abrirse paso a gritos y codazos hasta el primer lugar. Hasta puede ser que pienses que es lo bastante dócil como para conformarse con ver la competición desde uno de los asientos del fondo. Espera, y veras a quien ascienden.

No vayas a pensar erróneamente que es una chica que jamás sacrificará su carrera al matrimonio. Dale una mínima oportunidad de brillar en sociedad y ser la dueña de una casa bien puesta, y ya verás con que rapidez pierde interés en su trabajo (una de las pocas cosas que hará con rapidez). Si necesitas que lo haga, una mujer de este signo seguirá trabajando de buena gana para ayudarte en tu ascenso por la montaña del éxito, sin dedicarse a vagabundear. Por otra parte, si no necesita hacerlo, estará encantada de disfrutar de su puesto de esposa... siempre que el puesto sea bueno, y la seguridad económica suficiente.

Uno de los rasgos mas típicos y deliciosos de estas muchachas es su natural aristocracia, la gracia de sus modales. Puedes conocer a una chica Capricornio que creció en una cabaña de una sola habitación, accionando las barreras del ferrocarril, o que es hija de un hombre que hace el turno de noche en las minas de carbón, pero si no es ella quien decide hablarte de sus orígenes (cosa que probablemente no hará), tu estarás convencido de que procede de una de las antiguas familias, y de que fue a una de las mejores escuelas de educación social para señoritas, tal es su sentido, innato en Capricornio, de la corrección social y de las apariencias y convenciones mas conservadoras.

Cualquier hombre que inicie una relación con la Cabra debe estar al tanto de algo que es básico para conocer a este signo solar: parecerá dotada de un temperamento más equilibrado y de más estabilidad emocional de lo que realmente tiene. Su modalidad puede convencer a cualquiera de que es tan firme como una roca, y de que nada puede conmover la calma de su superficie. La verdad es que esta sujeta a mil y un cambios anímicos. Todas las mujeres están sujetas a cambios de humor, dirás tú; pero las de Capricornio pueden caer en periodos realmente muy negros y prolongados. Si se siente maltratada o desdeñada, eso le dará para días, semanas y hasta meses de cavilación. Aunque ella diga que eso es ser practica y sensata, la tristeza, el pesimismo y la depresión característicos de Saturno tienen raíces mucho mas profundas. Lo que los desencadena es el miedo al futuro, la preocupación por el presente y el dolor por el pasado; también, en estas muchachas, puede ser la sospecha de que se están burlando de ellas o de que padecen algún tipo de inadecuación. Les cuesta aceptar las continuas bromas, de manera que evítalas. A decir verdad, a Capricornio le resulta imposible ver el chiste cuando ella es la victima. No es necesario que estés constantemente cubriéndola de halagos (de todas maneras, si no fueran sinceros se daría cuenta), pero no le hagas bromas sobre asuntos importantes, y elógiala con la frecuencia suficiente como para que se dé cuenta de que comprendes su verdadero valor.

Para ella es difícil relajarse en situaciones románticas. Bajo la fría superficie de Capricornio, el deseo físico es intenso, en mayor medida de lo que la mayoría sospecha, y jamás se satisface con relaciones superficiales. Andar por ahí perdiendo el tiempo con abrazos que cortan el aliento y besos apasionados no es, decididamente, su deporte favorito, aunque una vez este segura de que tú eres el hombre adecuado y de que la economía es firme –o tu ambición suficiente– será tan cálida como un oso panda: mimosa, afectuosa, e incluso apasionada. Las chicas de Capricornio no creen en los sueños vagos que se deslizan al acaso por un nebuloso cielo azul. Quieren saber hacia donde las lleva la nave del romance, y si navegan por aguas seguras. Si piensas cruzar el umbral con una Capricornio en brazos, ten la seguridad de que los cimientos de tu casa sean firmes. Cerciórate de que esté bien asegurada y de que la hipoteca esté pagada, o poco falte.

Probablemente será escrupulosa en lo social, muy pendiente de la etiqueta, y mostrará preferencia por costumbres raras, como servilleteros de plata labrada y sillas tapizadas en petit point. Las cosas deben ser correctas, y hay que respetar la tradición por encima de todo. Es posible que tenga la costumbre incongruente de querer comprar en las tiendas más caras y exclusivas, y sin embargo, insista en hallar cosas baratas. No tendrá inconveniente en comprarse un vestido de liquidación, siempre que la etiqueta sea de una casa buena.

Las mujeres Capricornio tienen una belleza peculiar y fresca; es raro encontrar alguna que no sea excepcionalmente atractiva. Aun así, son tímidas y se sienten inseguras de su apariencia, de modo que necesitan que se les repita continuamente que son bonitas. Aunque odian todas las formas de engaño, caen en el pecado de no confesar la edad, y generalmente les sale bien, gracias a la extraña condición de Saturno: de niñas parecen ancianitas y después florecen súbitamente para convertirse en mujeres que tras haber pasado la primavera de la vida tienen el aspecto de muchachas.

Desdeñar a su familia sería un error terrible. El hombre que se casa con una chica Capricornio se casa con sus parientes, y de nada te servirá pensar que tu caso será distinto, porque no lo es. Llegará un momento en que dejarás de reírte de los chistes sobre las suegras (tal vez llores, en cambio). Muchas veces, la mujer de este signo es el único sostén de su familia, ya sea en el aspecto económico o moral, ya en ambos. Es posible que cuide abnegadamente de sus padres enfermos, al punto de abandonar por completo la idea de casarse. A veces, su sincero amor por la familia le hará placentero el sacrificio, pero incluso cuando no es así, su sentido de la responsabilidad y del deber le impedirá eludir la obligación.

Vale más que te resignes a halagar a tu suegra, y esperamos que sea una mujer sensacional y que se lo merezca. No discutas de política con el padre de tu chica, y si es necesario que critiques a sus hermanos o hermanas, procura que la crítica sea constructiva y se base en una sincera creencia en sus potencialidades. Es frecuente que Capricornio se encuentre con la carga de familiares pobres o inválidos, y una Cabra típica jamás dejara que el amor, por mas ardiente que pueda ser, le haga descuidar esas obligaciones. Será mejor que empieces a pensar en tener uno o dos cuartos de huéspedes para los familiares que vengan de visita. Pero la situación también tiene sus beneficios: tendrás una esposa cálida y considerada con tu familia también. Una chica Capricornio entenderá que semanalmente tengas que pasarles cierta cantidad de dinero a tus padres, y es probable que sea compañera de tus hermanos y hermanas. Es de las muchachas que, cuando la lleves a casa a presentársela a mamá, se ganan instantáneamente su aprobación. Como los hombres son tan desconfiados, esa actitud de aceptación puede hacer que den marcha atrás; siempre es mas divertido tener que luchar contra las objeciones que le pongan a tu chica. Pero estarás dándote de narices a pesar de tu corazón, porque tu madre no se equivoca. Capricornio, si es una saturnina típica, será excelente esposa.

Es frecuente que el hogar de la mujer Capricornio de la impresión de algo que se mantiene inmaculado con tanta facilidad y poco esfuerzo que uno diría que hay hadas y elfos ocultos en los rincones, que después de medianoche se ponen a trabajar furiosamente, a lustrar y pulir, a cocinar y limpiar. Craso error. El último lugar donde se puede esperar encontrar esos seres imaginarios es en casa de un Capricornio. Por lo general, el sentido práctico de Saturno y su sólida fe en los hechos le impiden cualquier tipo de simpatía por lo invisible. Aunque se le sentara uno en la punta de la nariz, una chica Capricornio no creería en los duendes. Es justo, sin embargo, reconocer que por mas que no sea precisamente una soñadora o una adepta del ocultismo, una vez que tiene conocimiento de los hechos, es capaz de ver lo que hay de romántico y poético en las situaciones mas ordinarias.

Lo que ella reconoce es una forma terrenal de belleza que puede hacer que hasta lo burdo y lo feo parezcan encantadores gracias a su utilidad práctica. No le son ajenos los hechizos de las gitanas, ni es sorda al tintineo argenteo de las lluvias primaverales o a la llamada de la alondra solitaria. La buena música la conmueve profundamente, y le fascinan casi todas las formas de arte. Tal vez necesite ver y tocar la magia para creer en ella. Tal vez un duende conseguiría mucho mas de ella si, en vez de insinuarlo en un cuento de hadas, viniera directamente a decirle donde está escondido el cántaro lleno de monedas de oro.

La mayoría de los Capricornio reservan su fantasía para la historia y los hechos heroicos del pasado. Dado que reverencia la tradición y rinde homenaje a quienes han superado obstáculos hasta llegar al éxito, para la Cabra es más fácil conmoverse ante las victorias del Cid que entusiasmarse con tus últimos proyectos deslumbrantes. En realidad, ella es la verdadera romántica, con más imaginación que la de las cabezas de chorlito cuyas fantasías nada tienen que ver con la realidad. En el alma de las muchachas de enero esta siempre presente la poesía, aunque ellas no simpaticen demasiado con los poetas que se mueren de hambre en alguna buhardilla. Ocúpate de la comida y del alquiler antes de correr en pos del sueno, es el lema de Capricornio. Y además, sea el que fuere, asegúrate de que es un sueño que vale la pena conseguir. La Cabra no encuentra nada encantador ni fascinante en el fracaso.

Tal vez tengas que compartir tu esposa Capricornio con alguna causa. Será incansable en su defensa de los pobres y los desvalidos, pero es posible que prefiera concretar su caridad a través de esfuerzos de grupo, más bien que individuales. Las simpatías saturninas son habitualmente organizadas, rara vez dispersas. En los clubes femeninos, las nativas de este signo son líderes naturales.

Será probable que infunda a sus hijos su hábito de economía y su respeto de la calidad. Les enseñará que algo <<se come, se usa, se lo hace servir o se arregla uno sin ello>>. No por eso dejará de servirles los mejores trozos de carne ni de comprarles la mejor marca de zapatos. Para ella, económico no significa necesariamente barato. Exigirá que los niños sean educados con la familia y los mayores, y es probable que les enseñe excelentes modales. No les consentirá ni les permitirá caprichos o desobediencias. Si le das un libro sobre psicología infantil, es posible que lo use para dar unos azotes a un vástago rebelde y lo deje para leerlo mas tarde. Aunque no le gustan los besos pegajosos, pocas madres son mas delicadas que la Cabra; sus hijos contarán siempre con un oído atento. Tal vez sea un poco estricta y no se compadezca demasiado de sus dolores de crecimiento, pero cuando le cuenten sus logros se convertirá en una oyente fascinada. El chico que vuelve de la escuela corriendo y grita: <<¡Adivina lo que aprendí hoy!>> contará siempre con la atención de la madre Capricornio, nunca demasiado ocupada para interesarse por sus hijos. Cuando estos lleguen a la adolescencia puede haber algunas dificultades de comunicación, cuando el conservadurismo saturnino choque con el liberalismo juvenil; es el momento en que la Cabra puede necesitar ayuda para comprender el entusiasmo de los sueños adolescentes. Por dura experiencia, aprenderá que no puede restringir sus amistades, haciendo que se limiten a las que ella considera <<aceptables>>, pero tiene la inteligencia suficiente para adaptarse y no usar los cuernos, si la situación llega a tal punto que ella pueda salir perdiendo más de lo que gane.

Como muchas mujeres de este signo son de cutis sensible, no usan demasiado maquillaje, y hasta muchas de ellas son alérgicas a esos productos. Pero la naturaleza les dotó de una belleza natural que no necesita demasiados artificios, y que perdura mucho. Algunas mantienen una tez sorprendentemente fresca, rasgos firmes y los ojos brillantes hasta los ochenta años y más.

Ten paciencia cuando se trate de ayudar a tu esposa Capricornio a superar su falta de confianza personal. El hecho de que los delirios no la atraigan no significa que carezca de imaginación. Pon a prueba algunos de sus sueños prácticos, y te sorprenderá ver que bien funcionan. Aunque la terquedad sea uno de sus defectos, no es quejosa ni insistente. Sin dejar de ser tierna y delicada, te empujara hacia el éxito y, a pesar de su actitud modesta y hasta dócil, sabrá como hacerte girar en torno de su dedo meñique. En su amor hay una riqueza profunda y más perdurable que el amor quebradizo, quemante y exigente de otras mujeres. ¿Y quien dijo que no creía en los cuentos de hadas? Solo la prudente doncella Capricornio podría mirar al fondo de los ojos de un sapo desmañado y torpe, y ver que en realidad es un príncipe disfrazado. Y no solo eso: si te casas con ella, jamás te encontrarás sin calcetines limpios.

El niño Capricornio

¡Oh, como querría poder plegarme como un telescopio!

Y creo que podría, con solo que supiera como empezar...

Palméala en la cabeza,

y veras que contenta se pondrá...

Un poco de bondad

y atarle ricitos de papel en el pelo

funcionan con ella a maravilla...

 

Si tú eres una de esas personas a quienes las mamás aborrecen y ante el que todos los recién nacidos parecen viejecitos y viejecitas, resérvate la descripción para un bebé Capricornio y no tropezarás con tanta resistencia.  Los pequeñines Capricornio parecen efectivamente octogenarios en miniatura; de jóvenes parecen viejos, y jóvenes en la vejez.  Esa ciruelita arrugada que es su cara en medio de la cuna será algún día tersa y fresca, cuando otros rostros pierdan su frescura.  Tal vez eso tenga algo que ver con el hecho de haber nacido en enero, cuando el año viejo se va y entra el Año Nuevo.  El extraño cambio armoniza con la imagen familiar del anciano de rostro arrugado junto al radiante niño del Año Nuevo con su carita marfileña.

Si tienes un hijo Capricornio, no tardarás en observar la incongruencia.  Desde su más temprana infancia, tu formal Cabrito te hará sentir un poco incómoda por su extraña madurez.  Si le dices alegremente algo como: << ¿Bebé cuchicuchi quere biberón, chi? >>, te clavará una mirada grave y pensativa, como si estuviera tomando nota de lo boba que puedes parecer.  No hacen falta muchas miradas como esa para disuadir a un padre o una madre promedio de hablarle en media lengua.

Los niños Capricornio son de voluntad enérgica y gustos definidos, pero no insisten demasiado ruidosamente en expresarlos.  Tu Cabrita no tendrá una pataleta ni dará un puñetazo espectacular a su plato de puré, pero sabrá como expresar de manera inequívoca sus reacciones negativas.  Es posible que la madre se sienta vagamente intimidada ante un bebé Capricornio, sin que pueda dar la razón exacta.  Es como si él la hiciera sentir... bueno, la hace sentir tonta y traviesa.  Digamos la verdad: la hace sentir como si ella fuera el niño y no la madre.

No es éste el niño que vacilará ni se dejará llevar a creer en la realidad de sus deseos; gateando o tambaleándose, llega decididamente al lugar que quiere alcanzar.  Hasta da la sensación de que lo organizó todo mentalmente mientras tú le cambiabas los pañales, y ahora lo lleva a la práctica.  Por sobre todas las cosas, es definido.  Los niños Capricornio nunca son reticentes para dar a conocer sus deseos; te transmiten con toda claridad el mensaje, y después esperan pacientemente la respuesta.  Su pongamos que le dices <<no>>.  Si no es algo muy importante, es probable que acepte la desilusión sin escenas lacrimosas.  Si es algo que él ya ha decidido que realmente quiere.  Lo conseguirá de la manera que sea.  Tu <<no>> no tendrá mucha importancia para él; en vez de discutirlo, lo ignorará e irá ganando tiempo hasta que termine por cansarte y le digas que si.

A medida que crezca, tu vástago Capricornio irá organizando su vida en una rutina: guardará sus juguetes en determinado lugar y se quedará muy desconcertado si tú se los cambias o le alteras su sistema.  Si es un típico hijo de Saturno, por lo general se adaptará con naturalidad a los horarios de comidas y a las horas del baño, y tendrá menos interés que otros chiquillos en jugarretas infantiles y coqueterías de adolescente.  Ya desde que son muy pequeños, varones y niñas muestran un gusto decidido por la vida hogareña.  La Cabrita preferirá salir de picnic con mamá y papá, o quedarse en casa oyendo la conversación de los mayores, antes de salir fuera a jugar con un grupo de niños de su edad.  Rara vez tendrá una pandilla de amigos, habrá probablemente unos pocos compañeros, íntimos y elegidos, o tal vez un solo amigo, muy especial, con el que comparte sus secretos.

Lo habitual es que la escuela no suponga un problema difícil para los estudiantes Capricornio.  Si no tienen un ascendente desfavorable o mala influencia de la Luna, son niños de notable responsabilidad para sus deberes.  El Cabrito entrará en casa, colgará la americana y se sentará inmediatamente a estudiar sus lecciones.  Si es fiel a su signo, no podrá disfrutar de sus juegos si no ha cumplido primero con sus deberes.

Cuando ya se haya ganado el ocio, sus juegos tomarán con frecuencia la forma de ficciones de la vida adulta.  A las niñitas Capricornio les encanta vestirse con la ropa de su madre.  A veces pueden sugerir: <<Tú eres el bebé y yo soy la mami>>, lo que tal vez te haga sentir un poco incómoda, porque la mocosita será extrañamente convincente en la inversión de los papeles.  Te sentirás una perfecta tonta, metida en el parque, gorjeando, mientras ella te mira por encima de sus enormes gafas, luciendo tus zapatos de tacones altos y tus perlas, y diciéndote firmemente: <<Si no te callas te irás a la cama sin cenar>>.  Te dará la impresión de que mas vale terminar de una vez con el juego, si no quieres que en realidad te mande a la cama.  A veces, el pequeño Capricornio hará de <<padre>> de sus animalitos y se tomará muy en serio la responsabilidad.  A los varones de este signo les gusta jugar a que son maestros, médicos, ejecutivos de importantes líneas ferroviarias o... papá.  Cuando tu hijito se ponga el sombrero de copa de tu marido y finja encender la pipa, es posible que sientas el impulso de pedirle que vaya hasta el supermercado a traerte algunas cosas, hasta que recuerdes que el vehículo mas complicado que sabe conducir es el patinete, y con ese anda casi todo el tiempo pelándose las rodillas.  A los niños Cabra también les gusta dibujar o pintar, y escuchar música, pero no desperdiciarán muchas horas de ocio en juegos sin sentido.  Lo mas frecuente será que los encuentres absortos haciendo algo práctico, que puede ser un macetero bastante desgarbado o un portalápices cómicamente inestable.  Hay que insistirles para que jueguen al aire libre.  Aunque no busquen con mucho entusiasmo el sol y el aire fresco, les hace bien, y despeja de saturninas telarañas su mente infantil.

Para los maestros, es generalmente grato enseñar a los niños Capricornio, aunque pueden perder la paciencia con sus métodos de aprendizaje, lentos y obstinados.  Pese a ello, el maestro no tendrá que quejarse de ensoñaciones frívolas ni de que el Cabrito descuide sus estudios.  Generalmente son niños muy estudiosos, una vez que han captado lo fundamental.  No son rápidos ni demasiado brillantes para aprender, pero si detallistas y cuidadosos.  La concentración saturnina no es de despreciar; obtiene premios y alcanza las notas más altas.

Cuando tu pequeña Cabra traiga a casa un informe escolar donde se le reconozca que es obediente, estudioso y responsable, pero especificando además que <<se resiste a participar en las discusiones de la clase>>, <<se niega a recitar>>, <<es tímido, falto de confianza en sí mismo y le cuesta establecer relaciones con los demás niños>>, empezarás a pensar si no tienes en tu casa un introvertido ratón de biblioteca, una criatura irremediablemente antisocial.  Después, un día, tu pequeño Capricornio comentará como quien no quiere la cosa que quiere ir temprano a la escuela para pasar lista.  <<¿Y por que tienes tú que pasar lista?>>, le preguntas.  La respuesta te dejará atónita.  <<Oh, es que soy presidente de la clase>>. Cuando tú quieras saber por que no os había dicho nada, replicará con descuidada modestia: <<Vaya, no es una cosa tan importante>>. Sin embargo, estará ruborizado y satisfecho: será el estilo de comportamiento de su vida adulta.  Aparentemente más lento que los demás, supuestamente poco apto para relacionarse pero en última instancia ganador, terminará silenciosa e inevitablemente en posiciones de liderazgo, tan pronto como los extrovertidos se den cuenta de que la persona en quien pueden confiar es él.  Es posible que a Capricornio le dejen como custodio de tesoros y conservador de los registros, mientras los gregarios se reúnen a jugar y a soñar, pero él no se sentirá marginado: lo que él busca es el respeto y la autoridad.

Alguna vez un niño Capricornio se convertirá en frío dictador ante amigos o hermanos más débiles que él, mostrando una voluntad terca que puede llegar a convertirse en infantil crueldad, pero mucho mas frecuente será que los niños de este signo se sometan ante los signos solares mas dominantes. Entonces se puede plantear el problema de que los hermanos o hermanas se muestren mandones con el Cabrito, y tú temerás que le traten injustamente. No te preocupes, que puede cuidarse solo. Conozco una niñita de este signo que se muestra totalmente sumisa ante su hermana Sagitario, mayor y más agresiva. Con la paciencia de su signo de tierra sigue las órdenes de la personalidad más fogosa, sin contestar ni discutir jamás. Pero después de un día en que se le ha ido la mano, suele pasar que la hermana mayor se encuentra con que le <<faltan>> los zapatos, el cepillo para el pelo o su suéter favorito. Las cosas siempre terminan por aparecer, sin que nadie en la familia tenga jamás la mas remota idea de como se <<perdieron>>, pero durante unas semanas la hermana mayor se muestra mas considerada. Nunca hay que subestimar el poder de autodefensa de Capricornio; de alguna manera, las desventajas se nivelan.

Rodeados de miembros del sexo opuesto, los Cabritos se mostraran vergonzosos, pero profundamente interesados. Oirás observaciones del tipo de: <<Los niños son torpes y tontos>> o <<Las niñas son unas entupidas>>, pero no por eso dejarán de buscarse y de enviarse notas furtivas y misteriosas. En la adolescencia, los romances pueden ser dolorosos, y cuando empiecen a salir con chicos del sexo opuesto, los niños de este signo necesitarán aliento y mucha comprensión.

Es una bendición ser padres de un niñito de enero. Con muy pocas excepciones, son un regalo de los dioses. A menos que se le presione demasiado, y en ese caso puede decir algo brutalmente cruel e increíblemente doloroso, el pequeño Capricornio será tan dulce como los pastelillos azucarados que rechaza. Si andáis escasos con el dinero del alquiler, siempre podéis tomar prestados unos billetes del bien provisto banco de su alcancía. Será cortés con los mayores y hará las cosas casi sin que se las pidan, salvo algún ocasional ataque de testarudez. Organizará sus tareas y se tomará en serio el futuro, aunque tal vez su madre tenga que insistir en que se lave detrás de las orejas. Su adhesión al hogar y a la familia será intensa y sincera; rara vez estará ahí mismo, a tu lado, disfrutando de cada minuto. Tiene sus propios sueños, sólidos y prácticos. No te preocupes si desdeña a la Bella Durmiente y a Ricitos de Oro. Cuando vosotros, envejecidos y canosos, os sintáis perdidos y olvidados por una desaprensiva generación de jóvenes, vuestro hijo o hija Capricornio respetará sinceramente vuestra sabiduría. Con todo entusiasmo os invitará a que vayáis a vivir con él. Todo será como si vuestro hijo Capricornio dijera –y esta vez en serio–, <<bueno, ahora yo seré la mamá (o el papá), y tú el bebé. Tu me cuidaste con amor, y ahora yo cuidaré de ti>>. Y esta vez no será ficción, pero Hans Christian Andersen no escribió jamás un final más feliz.

El jefe Capricornio

Pues lo dije una vez, y lo dije dos veces:

no quisieron escuchar mi consejo.

Pues yo gruño cuando estoy contento

y meneo la cola cuando estoy enojado.

Por consiguiente estoy loco.

 

Conozco a un jefe Capricornio que es mas o menos lo mas típico que se puede conseguir como ejemplar de este signo. Es el mayordomo que se ocupa de todos los asuntos de un famoso cantante de Hoboken. No es mucha la gente que le conoce. Su nombre no se lee en letras de neón ni los periodistas están pendientes de sus actividades. Jamás verás su cara en la cubierta del Time, pero es posible que tengas que pasar por su inspección antes de tener una oportunidad de hablar una sola palabra con el ídolo.

Esta Cabra está solidamente sentada detrás de su escritorio, atando todos los cabos sueltos de la vida, asombrosamente complicada, de la personalidad famosa. Sus actividades van desde ir al aeropuerto a recibir a los familiares del cantante hasta comprar un yate, pasando por alquilar los reflectores para una premiere. El mayordomo manipula con total serenidad patatas calientes del estilo de procesos legales y problemas de impuestos: entrega la correspondiente patata al correspondiente abogado o contador para que la ponga al horno y se aseguren de que no quede cruda y de que no se queme tampoco. El teléfono le transmite continuamente pedidos de auxilio provenientes de otros miembros de la vasta corte del monarca, y él sabe siempre exactamente quien es y por qué y cuando estará de vuelta. Guarda en la cabeza cuatro millones de estadísticas, incluso informaciones ultra secretas por las cuales los periodistas darían cualquier cosa; recuerda la escena con que se iniciaba una película de hace veinte años, las cifras de taquilla de una película actual, y el mejor lugar para comer tallarines bien calientes con salsa italiana de queso.

Su día no tiene fin; se inicia al amanecer, y la medianoche le encuentra preparando las órdenes que quiere ver cumplidas sin demora a la mañana siguiente. Es frecuente que se afeite, se duche y se vista en su despacho. Cualquiera que esté realmente al tanto de como son las cosas te dirá que, si él desapareciera del frenético escenario, se produciría un leve desbarajuste. Parecería totalmente fuera de lugar en una discoteca, y tiene un aire vagamente incómodo en los clubes nocturnos donde, por obligación, debe mostrar a veces su cara de póquer.

El ejecutivo Capricornio de quien te hablo tiene una extraña base de operaciones que ocupa toda una planta en un edificio de Manhattan. Además de las habitaciones destinadas a recepción, tiene amplísimo espacio para su despacho privado. En un rincón hay un gran escritorio circular para la montaña de papeles que reclaman diariamente su atención. El resto de su dominio privado está amueblado con dos grandes divanes, varios sillones de mullido tapizado, mesitas de café, gruesas cortinas, lámparas, bibliotecas y alfombras gruesas y mullidas. Tiene incluso un comedor, con una mesa del tamaño suficiente para agasajar a un regimiento, juegos de porcelana, espejos, adornos, platería y cristales. Las paredes están cubiertas de papel pintado y ornamentan la habitación varias peceras donde moran carísimos peces tropicales. Uno pensaría que esta en una casa, no en la atareada oficina de un importante ejecutivo.

Es exactamente lo que sucede: como tiene que pasar tantas horas fuera de casa, el jefe Capricornio se la llevó consigo, sin más ni más. Es posible que otros jefes disfruten en el mundo de los negocios, y les guste estar lejos de casa, pero a la Cabra no. El hogar es sagrado. Casi a cualquier hora encontrarás en sus dominios a algún pariente de Capricornio, quien nunca descuida a su familia por sus negocios.

Como es un saturnino tan típico, los hábitos de este Capricornio te darán una idea de todos los jefes de este signo. Para los que trabajan con él se constituye en una bondadosa imagen paterna, severa pero justa. Insiste en el cumplimiento del deber, y pobre del empleado que se olvide de dar de comer a sus delicados pececillos. Es raro que levante la voz para dar órdenes; su tono es áspero, pero normalmente tranquilo, salvo en las raras ocasiones en que la estupidez o el descuido le hacen gritar. En esas oportunidades, parece echar chispas. Sus modales formales y serios intimidan a veces a los visitantes, pero quienes trabajan para él han descubierto su buen corazón, y no soportan que los de fuera le critiquen... aunque entre ellos, cuando la Cabra hace restallar el látigo, no se priven de algunas maldiciones por lo bajo. Si son ineficaces, Capricornio les hará arder las orejas, pero también reciben pagas extra cuando se lo han ganado, y si la madre de su secretaria está en el hospital, es él quien le envía flores. No se complace en halagos ni adulación. Masculla: <<Si, está bien>>, y eso es lo mas que se acerca a un elogio. Pero escucha con simpatía los problemas personales de sus empleados y se asegura de que coman bien y de que salgan con botas de goma cuando llueve. El personal es como una familia, y el jefe es, incuestionablemente, el ejecutivo Capricornio. Aunque no haga regalos de Navidad como Santa Claus, tampoco escatima su ayuda cuando un empleado se queda encallado en Las Vegas durante las vacaciones, sin billete de vuelta, o cuando el chico de los recados a quien tiene corriendo de un lado a otro tiene que pagar la cuenta del médico y no le llega su salario. (En el caso de Las Vegas enviará telegráficamente el pasaje de vuelta –nada de efectivo–, y en clase turista; dilapidar dinero no es su diversión favorita.)

Aunque sea gruñón, también puede ser cordial y tímido. Si le dices un cumplido se le enrojecerán las orejas, aunque rara vez dé muestras de haberlo oído. Quienes recurren a su caridad siempre conseguirán algo de él, y si la caridad va destinada a los niños o a los ancianos, pondrá un cero más en el cheque. Hay que hacerle presente que tiene que descansar y comer algo de vez en cuando, porque las responsabilidades tienden a hacerle descuidar sus necesidades personales. De vez en cuando cae en un negro y melancólico bache de depresión saturnina, cierra la puerta, se queda mirando por la ventana y nadie se atreve a molestarle. No le pasan las llamadas telefónicas y guardan en la nevera los problemas hasta que haya superado la depresión. Es conservador en su vestimenta: prefiere los colores oscuros y el corte discreto, y tiene un reloj de bolsillo que parece del abuelo y que consulta con frecuencia. En realidad, da más bien la impresión de trabajar para un banco que para uno de los primeros cantantes de este mundo enloquecido. La mayor parte de las chucherías que pueblan su escritorio son antigüedades, generosamente combinadas con borrosas fotos de su mujer, sus hijos y familiares varios.

Acabo de darte una auténtica imagen del ejecutivo Capricornio. Si la tienes presente, tendrás una idea bastante exacta de lo que puedes esperar de cualquier jefe saturnino, incluso el tuyo. Si le queda algún rato libre, no lo perderá, y esperará que tú hagas lo mismo. ¿El teléfono está tranquilo? Estupendo: tendrás tiempo para archivar esas cartas. ¿Hoy no tenéis la agenda muy llena? Pues entonces tienes esas cajas para acomodar en el almacén. Si eres la secretaria, no te pases las horas de oficina arreglándote las uñas... y si eres uno de los empleados varones, no te pegues al teléfono del fondo para hablar con tu chica: tu jefe Capricornio se materializará de la nada, como un taciturno genio vengador. No sería prudente que tu hermano hippie viniera a visitarte con la barba y la guitarra mientras tú trabajas; ni siquiera la religiosa devoción de la Cabra a los vínculos familiares –propios y ajenos– bastaría para impedir que levantara las cejas con gesto de desaprobación. Ni las empleadas que apestan a perfume ni los empleados que practican golf en la sala de reuniones se encontrarán cómodos en el despacho de un jefe Capricornio. Por lo que a él respecta, el lugar de un perfume es el frasco, y el de jugar al golf es el campo (y mejor si es un buen country club).

Saturno se impresiona siempre ante quienes han alcanzado un status un poco superior al suyo en la escala del éxito, de manera que si estás familiarizado con el Quién es quién será un punto a tu favor. Y si no te has graduado en Harvard o en Yale, preocúpate por lo menos de tener un tío o una tía que hayan pasado por ellas.

Si te aseguras de que tu jefe sabe que todos los miércoles invitas a almorzar a tu madre, o que estás pagando los estudios de tu hermano menor, te asegurarás también un ascenso. Uñas limpias, modales corteses y gramática perfecta son indispensables, y un trabajo eficaz, sin lamentos ni quejas, un requisito ineludible. Jamás le tutees en presencia de extraños, ni susurres una palabra de crítica referente a su familia en presencia de nadie. Para Navidad, regálale un viejo y cuarteado cuadro al óleo de algún prócer que consigas en la tienda de un anticuario, o la piedra que recogiste el verano pasado en el Foro Romano. La historia y el pasado son motivo de reverencia para Capricornio. Eso si, no le digas que la piedra es robada, porque también reverencian la honradez. Con servilismo no conseguirás encontrar ni diez centavos de más en tu sobre de pago, pero si comprendes su corazón solitario te ganarás su confianza. Tal vez otros le vean como un tipo de disciplina rígida y corazón de piedra; hazle saber que tú le ves como lo que es en realidad: un alma tímida y sensible, que en su fuero íntimo anhela ser libre e informal, pero sabe que está encadenada por las exigencias de Saturno, que le imponen obedecer el orden, el sistema y la autoridad. Te tratará como si fueras su hijo, dándote una palmada si te portas mal y una recompensa si eres bueno. Pero no te dejará abandonado cuando estés en dificultades ni te cerrará la puerta cuando necesites ayuda. Simplemente, no te olvides de dar de comer a sus peces tropicales.

El empleado Capricornio

–Si cada uno se ocupara de sus asuntos

–dijo con áspero gruñido La Duquesa–,

iría girando el mundo

bastante más rápido de lo que gira.

 

Eche usted un vistazo por su oficina, a ver si puede distinguirle. Es trampa buscar en las fichas del personal el día del nacimiento. No vale la pena que se fije en ese tipo original y creativo, de abundantes patillas y que lleva un collar de dientes de ciervo. También puede tachar al arrogante que se jacta de sus recorridos por los bares y sus conquistas a la luz de la luna. Ninguno de ellos es saturnino.

George, tan alegre, y que mantiene a sus compañeros en un estado de pánico perpetuo con sus no muy oportunas bromas, decididamente no es Capricornio, como tampoco Louie, con su lengua incansable y sus ideas geniales; menos aún el nuevo gerente de ventas, que usa corbata ancha de seda de color naranja y siempre está tarareando alguna canción en las reuniones de vendedores.

¿Qué le parece ese muchacho atareado y de modales reservados, que usa tirantes y se peina con raya en medio? Si, el que lleva calcetines grises y tiene sobre el escritorio una fotografía de la familia en un marco de piel de avestruz. Por lo general llega unos minutos antes de hora y se va unos minutos después. Tiene la cabeza firmemente asegurada sobre los hombros, y a sus lápices nunca les falta punta. El personal le llama <<señor>>, los clientes le llaman <<señor>>, y usted le llama cuando hay algún problema. Es Capricornio, claro.

¿A quién mas podría usted cargarle una pila de trabajo que haría tambalear a un caballo, si no es a la Cabra? Cuando las cosas se complican v se desorganizan, él es la válvula de seguridad en quien puede usted confiar, y eso sin hacer ningún ruido. Dudo que alguna vez entre como una tromba en su despacho; la Cabra entra caminando, y es probable que primero pregunte si está usted ocupado. Conservador en su manera de vestir y en sus modales, es el único entre sus empleados a quien jamás la lluvia sorprende sin paraguas. No será él quien pierda la cartera en el metro ni olvide los sándwiches en alguna parte. ¿Los sándwiches? Naturalmente. ¿Qué creía usted que llevaba en esa bolsa de papel marrón? Los restaurantes son caros, y además, a él no le gusta dar propinas y moverse entre multitudes.

La última vez que vio usted una brillante sonrisa de anuncio de pasta dentífrica debió de ser cuando su secretaria comentó que no sabía cómo se las arreglarían sin él en la oficina. Capricornio no es de los que sonríen, ni tampoco de los frívolos y tontos. Tal vez haga alguna que otra broma, en su estilo retorcido y seco, o eche una miradita discreta a una muchacha bonita, pero Saturno jamás le permitirá que levante todas las barreras. La mayoría de las veces, la Cabra se ocupa de sus asuntos; muestra mas inclinación a fruncir el ceño ante el regocijo despreocupado de los alegres extrovertidos que a sumarse al jolgorio, aunque su propia modalidad de humor cínico puede ser hilarante. Cuando está en forma, es difícil superar a la Cabra.

Tendrá usted que admitir que tiene sus ventajas, y bien valiosas. Encomiéndele a él que se enfrente con el desagradable y desconfiado inspector de Hacienda. Cuando Capricornio termine con él, ya no se mostrará tan desconfiado, y bastante menos desagradable; hasta es posible que esté cortés y respetuoso. No cualquiera puede intimidar de esa manera a un hombre de Impuestos. ¿Recuerda a aquel personaje prepotente que quería venderle cintas de máquina perfumadas por valor de varios centenares de dólares, para levantar la moral de las secretarias y dactilógrafas? Después de haber hablado dos minutos con su empleado Capricornio, el pobre diablo, con el aspecto de un suflé aplastado, estaba llamando al ascensor para bajar.

De alguna manera, uno tiene la impresión de que el empleado Capricornio está destinado a subir mucho en la vida, pero es difícil entender como lo consigue, ya que no hay en él nada de agresivo ni de manifiestamente ambicioso. No es un trepador relumbrante y despiadado. Digámoslo mejor: no es un trepador relumbrante. A su manera, calma y no demasiado visible, la Cabra está fríamente decidida a llegar a su meta. Quienes le impidan progresar o traten de imponérsele comprobarán que no es ningún tonto: Capricornio acepta sus responsabilidades sin quejas ni resentimiento, pero no se deja llevar por delante. Cuando alguno de ellos tiene influencias planetarias adversas en su carta natal, puede ser sorprendentemente cruel y despiadado, pero la Cabra típica se limita a gruñir a la gente y a mirarlos mal cuando le tocan los cuernos.

Por si tiene usted en su oficina alguno de los que son la excepción de la regla, será mejor que le hable de un Capricornio que conocí, que trabajaba en una cafetería. Debía de tener ascendente Leo, o tal vez cuando el nació la Luna estuviera en Géminis o en Aries. Nuestro amigo usaba carísimos zapatos italianos y enormes gemelos en los puños de la camisa. En una semana, hacia más conquistas amorosas que otros hombres en toda su vida... o por lo menos, eso decía. Le encantaba contar cuentos subidos de tono, y cuando no estaba flirteando con las clientas o impresionando a todo el mundo con su recio porte viril, estaba ideando planes fantasiosos y ascensos descabellados. La mayoría de quienes lo conocían jamás habrían dicho que era Capricornio, pero era cuestión de mirarle con un poco mas de atención y escucharle con mas cuidado.

Pese a sus desaforados amoríos, cuando llamaba por teléfono a su novia lo hacía con tono tierno y protector. Un hombre que se hubiera atrevido a usar lenguaje rudo en presencia de ella no lo habría intentado dos veces; Capricornio aclaraba que ella era una dama. Con sus padres era sumiso y respetuoso, y a cualquiera que pasara de los cincuenta años le trataba con una cortesía lindante en la reverencia. Con los niños era tan dulce como una madre de Whistler. Ante las personas famosas y poderosas se convertía en un humilde admirador. Constantemente estaba contando a conocidos y desconocidos que una vez había viajado en avión sentado junto a una encantadora actriz de cine, o evocando la ocasión en que le invitaron a una recepción en la mansión del Gobernador. Todo lo que compraba. Incluso los zapatos italianos, lo compraba al por mayor. Ganaba sin discusiones el primer premio a quien daba menos propinas en la ciudad, y jamás gastaría un dólar allí donde pudiera ahorrarse un centavo. En otras palabras, por debajo de la fachada ostentosa se destacaba una naturaleza típicamente saturnina. Esa Cabra, aparentemente agresiva y extrovertida, se sonrojaba ante un cumplido, y se mostraba dolorosamente tímida ante cualquiera que le pareciera ocupar un lugar de privilegio. Si necesita usted mas pruebas de que era un autentico Capricornio, pues le diré que terminó por comprar la cadena de cafeterías. Y de paso, no arriesgo su propio dinero en esa temeraria operación, sino el de otra persona.

El típico empleado Capricornio es escrupuloso casi hasta la exageración. Si comete una equivocación o un error de juicio, se siente desdichado. Fracasar en su trabajo le deprime. Si usted le necesita, volverá a la oficina a trabajar horas extras, pero no le gustara que le hagan perder la ocasión de cenar en casa, con su familia, demasiadas veces. La Cabra prefiere atender primero a sus responsabilidades domesticas y regresar después a la noria si es necesario. No será frecuente que cambie de trabajo– su meta está decidida desde muy pronto, y la perseguirá con inflexible persistencia. No tiene imprecisiones ni indecisión respecto al futuro, y jamás deja que la bruma de sueños fantasiosos y deseos sentimentales le impida ver la cima de la montaña. Los títulos, por lo general, no le conmueven. Él no anda en pos de la gloria; busca la autentica situación de poder: quiere ser el que guarda la fortaleza en tanto que los individualistas y grandes idealistas salen a cazar mariposas. No necesita ver en la puerta su nombre en letras de oro, para sentirse importante. Pero no deje usted de aumentar sus responsabilidades a intervalos razonables, y asegúrese de que le paga lo suficiente para que pueda mantener dignamente las apariencias ante el mundo. Capricornio tiene que vivir en el barrio adecuado, mandar a sus hijos a la escuela que corresponde y ver que su mujer se viste con más gusto que las amigas, y para eso hace falta dinero. La Cabra rumiará alegremente pedazos de cuero, de acero o bombillas de luz quemadas, con tal de ganarse el postre de un número sustancial de billetes grandes, amen del caviar de la distinción social. Es posible que, después de los miembros de su familia, su amigo más íntimo sea el director del banco.

Para trepar a la montaña que le interesa, su empleada Capricornio seguirá el mismo sistema que los varones de su signo. Nada la apartará de su decisión de alcanzar un puesto de autoridad en la empresa, o de casarse con el jefe. Cual de las dos alternativas puede seguir no tiene mayor importancia, mientras ella salga adelante. Es una mujer que no irá a trabajar con pestañas postizas ni brazaletes tintineantes, y a la que nunca encontrará usted devanando sueños en su escritorio. Una Cabra de su sexo es toda una dama, que no levanta la voz al hablar ni se complace en habladurías. Para ella hay cosas más importantes que quien tiene una aventura con quien o que dijo la telefonista cuando la dactilógrafa llegó tarde del almuerzo. Pasadas las horas de oficina, es posible que muestre un poco mas de curiosidad. A veces, la mujer de Saturno vive, por interpósita persona, de los detalles de ajenos romances, pero es raro que se permita hablar de esas cosas en el tiempo que corresponde a su trabajo. Es bastante lógico, pues es posible que algún día el jefe sea su marido. Y –justo es reconocerlo– hay otra razón. Todas las de su signo tienen gran sentido del deber, respeto por sus superiores y una íntima disciplina que las lleva a abstenerse de perder el tiempo en la oficina.

De uno u otro sexo, los empleados Capricornio son prácticos y ordenados. Les disgusta la gente que llega tarde al trabajo y que pierde el tiempo charlando. Detestan los métodos que no sean seguros o los procedimientos carentes de sentido común, y reorganizarán los sistemas de la oficina para tener la seguridad de que todo funciona con la debida eficiencia. No todos ellos son banqueros, maestros y tenedores de libros. También son excelentes investigadores, dentistas muy capaces, ingenieros y arquitectos brillantes, y se destacan en el comercio y en la política. Muchos son joyeros, ministros, gerentes de hotel, empresarios de pompas fúnebres, marchantes de arte o antropólogos, pero sea cual fuere la ocupación que elijan, se la toman en serio.

No olvide usted que la gente de Saturno tiene su aspecto creativo; tal vez su empleado Capricornio tenga algún hobby que le deje a usted sorprendido. Si es pintor aficionado, es posible que sea muy bueno. También puede ser músico, hacer incursiones por la escultura, vender propiedades, sacar partido de sus dotes de jardinero, cantar en un coro o trabajar en un teatro de aficionados. Su corazón está muy próximo a la cultura, y a la madre tierra también. Sus verdaderos amores son su familia, su hogar, su trabajo, el dinero, el prestigio, los libros, el arte y la música, en ese orden. Encargue usted a Aries, Leo, Géminis o Sagitario que se hagan responsables de los viajes que necesite la empresa: a Capricornio puede darle urticaria de solo ver una maleta. Y aunque la cosa no sea tan grave, preferirá tomar un tren antes que un avión. Y además, ¿quién va a mantener las cosas en orden mientras él no esté? Recuerde lo que sucedió el verano pasado, cuando la Cabra salio de vacaciones. Hubo alguien en la oficina que fue y encargo cuatro docenas de esas cintas perfumadas para las maquinas de escribir, para levantarles el ánimo a las secretarias.