Podéis acusarme de asesinato o de falta de juicio (ya que
todos cometemos errores): Pero ¡qué retorcida parece! ¡Nada que se asemejara
a un fraude!
Vería mucho mejor el jardín... si pudiera llegar a lo alto
de esa colina: y aquí hay una senda que va directamente... por lo menos;
pero no, no es así... Pero supongo que al final llegará. Pero, ¡qué
retorcida parece! Bueno, entonces, iré por el otro lado.
Diría que encontrar un ejemplo de este signo solar es
tan fácil como sonarse la nariz, pero no es verdad; es mucho más fácil que
sonarse la nariz. Vete a cualquier fiesta y mira en el centro del grupo más
bullicioso. ¿Ves el tío ese que esta ahí sentado alegremente con un enorme
pie metido en la boca? Es un Sagitario que acaba de meter verbalmente la
pata, pero todavía no lo sabe. Cuando se dé cuenta se mostrará un tanto
perplejo... y los que le rodean le mirarán con odio.
El Arquero es capaz de acercarse, darte una cordial
palmada en la espalda y sonreírte amistosamente. Después, te saludará con un
comentario del tipo de: <<¿Que demonios haces para parecer tan joven, con la
edad que tienes?>>; o: <<Vaya, que bien te queda este suéter de cuello
cisne. Siempre tendrías que usarlo, porque así disimulas la papada>>.
Después de una de esas alegres aperturas, Sagitario seguirá con su brillante
sonrisa, pero la tuya habrá empezado a marchitarse un poco. A él le costará
un rato darse cuenta de que fueron sus palabras las causantes de tu
seriedad, y más tiempo aun necesitara para entender por que. Entonces
procurará explicarse. Trata de mantener la calma, porque la explicación será
peor.
Caramba, ¿no entendiste lo que quería decir? Pues que
le parece fabuloso que no representes mas de veinticinco años cuando en
realidad tienes treinta y ocho (seis años mas de los que efectivamente
tienes). Y en cuanto a lo de la papada, es mucha la gente de tu edad que
tiene cierta flojedad en la región del cuello. Si únicamente se te ve de
costado, así, cuando vuelves la cabeza. Con no dejar que te saquen fotos de
perfil, ya está.
Tras haber explicado cuidadosamente sus meteduras de
pata verbales, y conseguido que tú volvieras a sentirte bien, Sagitario
seguirá alegremente su camino, silbando un tema del último éxito de
Broadway. Cuando volváis a encontraros y tú le demuestres frialdad, se
sentirá dolido e intrigado. Con él, de nada sirve enojarse ni molestarse;
Sagitario no actúa por maldad. Sus exabruptos verbales son fruto de la más
absoluta inocencia y, por lo general, tampoco entiende que cuando trata de
arreglar las cosas resulta ofensivo además de hiriente. No le juzgues con
dureza, porque esta animado de buenas intenciones. Tampoco necesita de tu
compasión... ni de la mía. Bajo su falta de tacto hay una mente sumamente
despierta y de principios elevados. Su peculiar combinación de ingenio,
inteligencia y fogoso impulso lleva por lo común al Arquero directamente al
círculo de los vencedores. Lo realmente fastidioso es que para la gente de
este signo, varones o mujeres, su torpeza verbal es inconsciente; están
convencidos de que son los seres más diplomáticos del mundo. Siempre dicen
que son incapaces de herir los sentimientos de nadie y que ponen gran
cuidado en no hacerlo, y lo creen sinceramente. Es mas, todo lo que hacen lo
hacen sinceramente. Cualquier forma de fraude y engaño les produce una gran
consternación.
Sus características físicas no son difíciles de
reconocer. Busca un cráneo bastante grande, de buena configuración y frente
alta y despejada. Los rasgos serán abiertos y joviales, como si invitaran a
la amistad y al intercambio de ideas, y los movimientos serán normalmente
rápidos (aunque encontraras algunos Arqueros que se mueven de manera lenta y
deliberada). Con frecuencia harán gestos amplios y arrolladores, que pueden
ser dramáticos y vigorosos, pero es posible que no tengan mucha gracia.
Sagitario suele gesticular mientras habla, y puede derramar el ketchup.
Cuando avance decididamente con la cabeza alta, tropezará al subir a la
acera, y es fácil que al mismo tiempo se le abra la cartera y se le
desparramen todos los papeles por la calle.
Los ojos de la gente de Júpiter son tan brillantes y
alertas como los de un gorrión, chisporroteantes de humor placentero. Los
Arqueros suelen ser muy altos y de aspecto atlético, o si no mas bajos que
la media, de cuerpo fuerte y recio. Los altos te harán pensar en caballos de
pura sangre o potros fogosos. En su juventud especialmente, muchos suelen
llevar un mechón de pelo suelto que les cae sobre la frente, como la crin de
un caballo, y que se echan hacia atrás con una sacudida de la cabeza o un
rápido movimiento inconsciente de la mano. Este hábito puede perdurar mucho
después de que hayan adoptado otra forma de peinarse, o cuando ya la
calvicie es avanzada.
La gente Sagitario es normalmente inquieta; no pueden
estar sentados o quedarse
quietos. Físicamente, el Arquero no pasa inadvertido, aunque solo sea por su
evidente confianza y su desdén del comportamiento convencional. Camina como
si realmente fuera a alguna parte, sin vacilación ni detenciones. (Pero
recuerda que un ascendente en conflicto puede retardar su paso.)
La primera vez que le encuentres, es posible que
Sagitario vaya montado a caballo o paseando su perro: ama apasionadamente a
los animales. Frank Sinatra, que es Sagitario, ordenó una vez a su chofer
que detuviera el coche porque vio un perro herido en la calle. Tenía
programado un ensayo de televisión, pero los músicos, el director y los
cámaras tuvieron que esperar a que el cantante hubiera llevado al perro a un
veterinario –que le aseguró que en pocos días estaría bien– y hubiera dado
con el dueño del animal.
En cambio, cuando Sagitario tiene influencias
desfavorables en su carta natal, puede sentir un miedo enfermizo a los
animales, pero estos casos no son frecuentes. Por lo general, la gente
nacida bajo la influencia de Júpiter no teme a nada. Al Sagitario típico le
atrae el peligro, ya sea en el deporte, en su trabajo o en sus pasatiempos.
Para el Arquero, un elemento de riesgo significa excitación y desafío. Les
encanta la velocidad; los coches veloces, los aviones, la montaña rusa,
incluso, ejercen sobre ellos una atracción magnética. Los más temerarios
pilotos de pruebas suelen ser Sagitarios. Al jupiteriano medio nada le
proporciona tanto placer como salvarse por un pelo, en cualquiera de sus
variantes, ya sean emocionales o físicas; le resulta euforizante. Se
arriesgan en cualquier cosa, a menos que un signo más manso en el ascendente
diluya la osadía de Júpiter.
Hay una diferencia entre la legendaria aspereza del
Arquero y la brutalidad verbal de Escorpión. Escorpio dice la verdad con
plena conciencia de su efecto, y se niega a cualquier tipo de compromiso.
Sagitario es totalmente inconsciente del efecto que producen sus palabras,
palabras que pronuncia bajo impulso de su honradez compulsiva. Escorpio no
se duele demasiado de las heridas que causan sus afirmaciones; para él,
verdad es la verdad, y si no puedes soportarla, pues no preguntes. Los
regidos por Júpiter, en cambio, se sienten abrumados y desolados por su
propia falta de discreción, cuando descubren que han herido realmente a
alguien. Resultarían conmovedores, si no fueran tan exasperantes.
Lo que el Arquero piensa y siente, lo dice en forma
casi inmediata, con la franqueza y seriedad de un niño de seis años Aquel
viejo dicho: <<Si quieres la verdad, pregúntale a un niño sigue siendo
válido introduciendo un pequeño cambio: si quieres la verdad, pregúntale a
Sagitario.
En el mundo editorial neoyorquino hay una mujer de
quien se dice exactamente eso: <<Si quieres la verdad, pregúntale a Kay...
si eres capaz de oírla>>. Kay no es solo una Arquera auténtica, sino que
tiene influencias adicionales de Sagitario en carta natal. Doble Júpiter,
podríamos decir. Es cálida y gentil rosa, como es típico del signo, y tiene
montones de leales amigos que la adoran, como también es típico del signo. Y
bien leales tienen que ser, y muchos tienen que amarla, para sobrevivir a
incidentes como el de hace tres años, cuando su grandeza de corazón la llevó
a decidir que era hora de cambiar completamente el guardarropa de invierno
de su secretaria. La chica estaba sin nada de dinero, porque acababa de
pasar por un desastre económico, y el ofrecimiento la conmovió hasta las
lágrimas. Otros se habían compadecido de ella, pero aparte de Kay, nadie se
había ofrecido concretamente a echarle Una mano. Dejad que Sagitario se
ocupe. (Esto admite más de una interpretación).
Un hermoso día de otoño las dos se dirigieron a una de
las tiendas elegantes de
El arrobamiento extático cedió inmediatamente paso al
aturdimiento del shock. El novio de la secretaria le decía siempre que era
<<agradablemente llenita>>. Ahora, un doloroso relámpago de sinceridad
jupiteriana la había convertido en un pequeño hipopótamo. La muchacha
todavía recuerda como se dieron la vuelta a mirarla con curiosidad todos los
que iban en el ascensor, mientras ella se preguntaba si su novio no la
encontraría secretamente grotesca. Pero la buena de Kay arregló las cosas;
al advertir la confusión de la chica, le hizo inmediatamente un chiste para
levantarle el ánimo: <<Y si allí no encontramos nada que te vaya bien,
siempre podemos probar con las tiendas en el Departamento de Camping. Todos
los que iban en el ascensor se unieron a las carcajadas con que Sagitario
festejó su propia broma.
Poco después de la cálida y generosa excursión con su
secretaria, Kay puso la mira en su jefe, el editor, a quien el médico había
ordenado que no bebiera durante un año. Un año entero. Había sufrido una
hepatitis infecciosa y no debía probar alcohol; ni una gota. Después de doce
largos meses sin humedecerse siquiera los labios, estaba lógicamente
orgulloso de su fuerza de voluntad. Kay, que acababa de volver de Europa, le
salió con uno de los cumplidos típicos de Sagitario.
–¿Que tal la bebida? –empezó, mientras él la escuchaba
sonriente–. Me dijeron que está tratando de no empinar el codo.
...Tratando? ¿Después de doce meses sin una sola gota,
tratando? Mientras él recuperaba la compostura, Kay siguió impertérrita:
–¿Sabe que mañana por la noche hay una fiesta por el
libro de Joe? Pensaba que tenía que advertirle, pero nunca puedo verle a
solas.
¿Advertirle? ¿Advertirle de qué? Ante la nueva amenaza,
el editor se olvidó de su disgusto. Ella prosiguió:
–Todos esperamos que... bueno, no es fácil decirlo,
pero esperamos que no arruine usted la fiesta. A esas alturas el editor se
había quedado mudo, pero Sagitario no.
–A lo que me refiero es a que esperamos que no nos
estropee la velada quejándose de que no puede beber y todo eso. A Joe le
gusta tomarse unos martinis, y después de todo, el libro obtuvo el premio de
Selecciones Literarias. Si usted anda por ahí como un alma en pena, haciendo
sentir desdichado a todo el mundo, será un desastre. Oiga, ¿uno no se
contagia al estar en la misma habitación que usted?
El interpelado consiguió tartamudear que no había
peligro, y después reunió los jirones de su dignidad herida lo bastante para
recordarle que él mismo había ofrecido fiestas a autores como Edna Ferber y
Ernest Hemingway, sin cometer torpeza alguna.
–Siempre me han dicho –profirió entre los dientes
apretados– que mis modales son impecables.
Sagitario, sin advertir que su jefe estaba al borde de
la apoplejía, se mostró calurosamente de acuerdo con él.
–Seguro, como anfitrión es usted fabuloso. En el mundo
editorial no hay quien lo entienda.
Al editor apenas si le quedaba aliento para preguntar
que había que entender, y la respuesta de Kay le sacó de dudas.
–¿Como puede ser usted tan impecable como anfitrión y
tan insoportable como invitado? Cuando usted da una fiesta es una maravilla,
pero cuando va a alguna parte siempre mete la pata de forma espeluznante.
De pronto advirtió que había otra cosa espeluznante: la
cara de su jefe, que se iba poniendo de color púrpura. Súbitamente contrita,
la cordial Arquera se apresuró a disculparse:
–Ay, espero no haber dicho algo que no debía. De todas
maneras no importará como se porte usted, con el afecto que Joe le tiene.
Hoy mismo nos estaba diciendo a todos lo contento que está de haberse
decidido a editar su libro en nuestra empresa a pesar de la opinión
contraria de su antiguo agente. No entiende por que hablan tan mal de usted.
Yo le dije que no son más que celos de la gente. Oiga, no tiene muy buen
aspecto, tan rojo. ¿No será mejor que cambie de médico?
(Se rumorea que a partir de esa noche el jefe de Kay
volvió a empinar el codo, en forma permanente.) ¿Que si fue despedida? Nadie
se va a animar a despedirla. Como dije al comienzo, todos la adoran.
Es difícil estar durante mucho tiempo resentido con el
Arquero, siendo tan patente su falta de mala intención. A estos idealistas
encantadores e inteligentes se les encuentra en cualquier momento en casi
todas partes. Puedes verle arrojar sus azarosas flechas desde la pantalla de
tu televisor algún domingo por la noche, dejando a los astros y estrellas
invitados aturdidos, mudos y atónitos ante su franqueza. También puede
tocarte como taxista algún lunes por la mañana, y explicarte alegremente por
que le revientan los pasajeros que son tacaños con la propina... aunque
también te lo puedes encontrar un viernes por la noche de camarero en un
restaurante, donde te aconsejará con toda seriedad que no pidas ostras
porque están un poquito pasadas.
La mayoría de los Arqueros procuran sinceramente
levantarte el ánimo. Por lo menos, empiezan con esta intención, pero a veces
se les convierte en un adoquín más en el camino del infierno. Una vez tuve
un jefe Sagitario que se empeñó en levantarme la moral diciéndome cuanto
mejor que lo habitual llevaba el pelo cuando hacia más de una semana que no
me lo lavaba ni me lo marcaba. A pesar de todo seguimos siendo amigos, así
que ya ves que es inútil exasperarse. Además, de vez en cuando, Sagitario
puede salir con una declaración sensacional que realmente te levanta el
espíritu y te compensa todo lo demás. Son capaces de ofrecer consejos
profundos y sabios, cuando uno se toma el tiempo de analizar sus opiniones.
Como Sagitario es signo de fuego, la mayoría de los Arqueros son
extrovertidos, charlatanes y directos. Algunos hay que resultan penosamente
tímidos, pero incluso esos están llenos de ideas originales, y pueden ser
igualmente torpes. En realidad, los sagitarios tranquilos y de modales
apocados son capaces de los sueños más grandiosos y de apuntar a las metas
más altas. Introvertido o extrovertido, el Arquero es promotor de corazón.
Es posible que ese raro ejemplar que no habla mucho esté planeando algo
realmente espectacular con que sacudir a un mundo desprevenido. Aunque su
lengua calle, su mente está ocupada, de modo que es mejor que recuerdes que
su signo siempre estará ahí, en el fondo de su naturaleza, si no quieres que
Sagitario te tome por sorpresa con su próxima y pasmosa jugada.
Casi siempre, el Sagitario típico es feliz y gregario,
pero su temperamento puede estallar como un cohete si se siente importunado
por gente que abusa de su forma de ser naturalmente amistosa o se toma
demasiada confianza con él. También son habituales las rebeliones contra la
autoridad y contra una sociedad opresora. Sagitario jamás escurrirá el bulto
ante una pelea o una petición de ayuda. Las mujeres son capaces de perder su
disposición normalmente agradable para atacar con la cortina de fuego de un
discurso inesperadamente serio que ponga en su lugar a los impertinentes.
Los hombres se valdrán de sus puños, desdeñando las armas. No es raro que la
persona grosera e insultante que ha jugado con la buena disposición de
Júpiter se encuentre despatarrada en la acera, pensando de dónde habrá
venido ese cambio.
Los gallardos hijos de Júpiter no pueden soportar que
se les acuse de fraude. Una acusación injusta que ponga en tela de juicio su
integridad hará arder con fiereza su indignación, pero después de sus
orgullosas demostraciones temperamentales, el Sagitario típico sentirá
remordimientos y pedirá disculpas. Es capaz de ponerte un ojo negro y
enviarte al hospital, pero lo más probable es que el Arquero empiece por
hablar y actuar, y solo después piense en las consecuencias.
Son muchos los nativos de este signo a quienes atraen
los escenarios, y nadie se siente más feliz que ellos concediendo repetidos
bises a un público entusiasmado. Es capaz de cantar hasta quedarse ronco, o
de gastarse los zapatos bailando, por el puro placer de la representación.
El mundo del espectáculo está lleno de Arqueros.
Los hombres y mujeres de Júpiter poseen una fuerte vena
religiosa, especialmente en su juventud. Se interesan muchísimo por los
asuntos de Iglesia, pero a medida que maduran pueden volverse escépticos
ante lo dogmático, inclinándose a cuestionar su antigua fe y tendiendo a
buscar la perfección de sus valores Es raro el Sagitario que no tenga un
juego de maletas de viaje; les encanta viajar, y por lo general tienen por
lo menos una maleta, traqueteada en centenares de escapadas, ya preparada y
lista para usarla sin pérdida de tiempo.
Siempre observarás un aire un poco infantil en el
Sagitario típico, ingenuo, bravo y optimista. Se niega a aceptar la seriedad
de la vida, aunque hay algunos que en sus últimos años afrontan de forma
admirable la responsabilidad. Sin embargo, nunca se sienten verdaderamente
felices bajo su peso. La naturaleza de Júpiter se rebela contra el
confinamiento, que si es excesivo puede provocar enfermedades graves. Si
Sagitario es capaz de sobrevivir a todo eso, y al desgaste provocado por la
dispersión de sus energías, vivirá tanto como Matusalén. La mayoría de los
Arqueros mantienen intactas sus facultades, refinadas por la edad, hasta el
final, y con ellos es muy raro que la senilidad sea el problema.
Sus puntos sensibles son las caderas, pulmones, hígado,
brazos, manos y hombros, intestinos y pies. El amor a los deportes y a la
vida al aire libre que caracteriza a este signo puede hacerles propensos a
accidentes debidos al exceso temerario de actividad, pero es raro que en los
hospitales se les pueda mantener en cama más de unos pocos días. Sagitario
cede de mala gana a la enfermedad, y se recupera con sorprendente rapidez.
Es alguien a quien la vida rara vez derrota en forma permanente. Los
Arqueros creen que con toda seguridad mañana será mejor que ayer, y hoy es
bien interesante. Los ataques de depresión desaparecen casi antes de que las
nubes hayan llegado a oscurecer la luz del sol.
A menos que en su carta natal haya alguna influencia
cautelosa y conservadora, todo Sagitario tiene algo de jugador. Son muy
pocos los que pueden resistirse a arrojar un par de billetes sobre el tapete
verde. El repiqueteo de los dados en el cubilete tiene para algunos hombres
y mujeres de Júpiter el atractivo de las canciones de Circe. Si su
nacimiento estuvo señalado por aspectos diversos entre los planetas, un
Arquero puede perder una fortuna en el juego de azar, o tirar el dinero del
alquiler a las patas de su caballo favorito. Los casinos de juego atraen a
Sagitario como el azúcar a las moscas, y lo mismo sucede con otros juegos
más serios, como el mercado de acciones y las operaciones inmobiliarias.
Afortunadamente, la mayor parte de ellos mantienen bajo control su tendencia
a la especulación, pero no por eso se privan de arriesgar de vez en cuando
un billete de lotería. Tanto los tímidos como los enérgicos sabrán
aprovechar en cualquier momento las oportunidades amorosas: Sagitario se
entrega al romance con temerario abandono, pero es frecuente que cuando se
habla de matrimonio se detenga súbitamente en seco; lo piensa bien antes de
seguir adelante, y mete la pata después de hacer cuidadosas consideraciones.
Aunque en las relaciones amorosas el Arquero es cálido y afectuoso, resulta
bastante esquivo a la hora de dejarse atrapar. Simbólicamente, es mitad
hombre y mitad caballo, lo que evidentemente le da una cabeza de ventaja en
cualquier partida de caza, a menos que tropiece con sus propias patas.
Entre los rasgos mas desagradables de Sagitario se
cuentan la tendencia al mal genio, el excesivo amor a la comida y a la
bebida –que puede llevarles a la obesidad y al alcoholismo–, el hiriente
sarcasmo que puede empañar su brillantez mental, o la excentricidad extrema,
y la incapacidad para guardar secretos. Sin embargo, ninguno de esos fallos
es necesariamente permanente; resultan fáciles de desarraigar para la
determinación de Sagitario. El Sagitario medio te hará un préstamo de dinero
sin hacerte pasar jamás por la vergüenza de pedirlo, ni siquiera obligar a
devolverlo (si no media un signo lunar cicatero). El ama de casa de este
signo adoptará al huérfano sin hogar o al animal perdido, y en su mesa
siempre habrá lugar para uno más.
Sagitario tiene tendencia a salirse por la tangente. El
Arquero abrazara con devoción ciega una gran causa, y creerá que las
posibilidades superan a las desventajas: una actitud que resulta de su
imaginación brillante y su pensamiento progresista. Jamás deja de defender
su posición con argumentos fríos y razonables, a veces reduciendo a tiras al
adversario con su sátira cortante, y sin embargo, de alguna manera se
mantiene por encima de la refriega. Esto no es óbice para que su fuego esté
siempre listo para el ataque cuando alguien agrede injustamente a su pupilo
o su causa del momento. Como enemigo es formidable, porque se toma el tiempo
de poner la mira en su víctima, le apunta directamente. Es raro que sus
flechas fallen el blanco; están impregnadas de humor satírico y son lo
bastante agudas como para atravesar la más sólida de las armaduras.
Aunque hay algunos decembrinos que son auténticamente
divertidos, una curiosa característica de la mayoría de ellos es que, cuando
hacen un chiste, no aciertan del todo con el momento y se las arreglan para
sacarle toda la gracia. El público, ya sea en casa o en el teatro, se
retuerce de risa ante su torpeza, mientras el Arquero piensa, contentísimo,
que festejan sus grandes dotes de comediante. De todas maneras, puede
resultar muy jocoso.
Hombres y mujeres, los Sagitario pueden conducirse en
la forma mas chapucera, como ya hemos visto, o bien fingir una actitud tan
modesta, que le darán a uno la impresión de no ser demasiado inteligentes, o
tal vez tímidos. Es verdad que algunos Sagitarios suelen mostrar excéntricos
hábitos de reclusión, pero eso les ofrece más oportunidades para aguzar su
inteligencia hasta la genialidad.
Aunque tienen una memoria fantástica, que les permite
saber exactamente lo que dijeron y donde estaban el 14 de abril de 1959, y
recordar libros y películas con toda minuciosidad, los de este signo pueden
olvidar donde dejaron la americana. La mayoría de ellos constantemente
pierden guantes, llaveros, billeteras... y hasta hay quien tiene la maldad
de decir que perderían la cabeza si no la tuvieran bien amarrada al cuello.
Sagitario jamás puede tener éxito como mentiroso; nadie
le cree ni media palabra. El engaño no es parte de su naturaleza y, si
intenta explotar esta veta, lo más fácil es que sea desenmascarado
rápidamente y sin esfuerzo. Para el es siempre mejor decir la verdad y dejar
que las cosas salgan como salgan. Ni siquiera su mentalidad observadora y
alerta puede rescatarle de los resultados de una excursión por el territorio
del engaño, a menos que tenga ascendente Escorpio. Conozco un Arquero
reservado y silencioso que tiene un ascendente
Plutoniano, lo cual le convierte en un gran jugador de ajedrez. Este
tipo de jupiterianos son excepcionales, pero algunos hay, y prepárate para
encontrarlos.
Para
Sagitario, la vida es secretamente un circo, en el que él es el payaso que
rueda y da tumbos, atravesando aros de color púrpura, ataviado con un traje
azul cielo. Tiene la cara embadurnada con los brillantes y alegres colores
del maquillaje.
A medida que la
música del organillo va subiendo de tono, él tambalea y se cae; después, con
un perfecto salto mortal, se instala sobre el lomo de un airoso caballito.
En los dedos de las manos luce tres anillos de turquesas; en los de los pies
tintinean cascabeles que suenan como el lejano carillón de un campanario que
se pierde entre las nubes. El Arquero hace sonar alegremente un lustroso
cuerno de estaño, ese metal blando y maleable al que apenas si afecta la
humedad. No importa que sea osado o tímido; la autentica naturaleza de este
idealista generoso es tan alegre como el acebo navideño. Gallardamente se
prende un clavel sobre el enorme corazón y curva su arco en dirección al
cielo. Cuando apunta bien, sus tiros llegan a mayor altura de lo que puede
ver el hombre, más allá de las estrellas, al lugar donde nacen realmente
todos los sueños.
Personalidades
Sagitario famosas
Ludwig van Beethoven
Noel Coward
Grimaldi
Papa
Lilian
James Thurber
Mark Twain
–¿Espero que no habrá
huesos rotos?>>
¿Ninguno digno de
mención?, respondió el Caballero
como si no le importara
que se rompieran dos o tres
...El gran arte del
jinete, como te decía,
es... mantener
correctamente el equilibrio. Así, ves
...Soltó las riendas y
estiró ambos brazos
para demostrarle a Alicia
a que se refería,
y esa vez cayó de
espaldas,
justo bajo las patas del
caballo.
No lo digo por
desalentarte, pero los hombres Sagitario tienen una costumbre extraña: montados
en un gran caballo blanco, corren por las calles esgrimiendo una espada y
defendiendo causas. Tienen también otra peculiaridad: andan dando tumbos como
payasos en el circo, mezclándose indiscriminadamente con los elefantes y con la
mujer barbuda y recogiendo alegremente grandes copos de azúcar de algodón.
Recurriendo a ciertas
maniobras, es posible capturarle, pero primero tendrás que conseguir que se baje
del caballo blanco, que se aleje de los elefantes y... naturalmente, la mujer
barbuda tendrá que desaparecer. Las causas y los circos no dejan demasiado
tiempo para la vida de familia, ni siquiera para estar afectuosamente cogidos de
las manos.
Ya desde ahora tienes
una cosa a tu favor: son tantos los Sagitario que andan corriendo y dando tumbos
por la vida, que tendrás muchos para elegir. Recuerda el estribillo de Víctor
Herbert: <<Dadme algunos hombres de corazón intrépido, capaces de pelear en
defensa de su fe; empezad por darme diez, de corazón intrépido, y pronto diez
mil yo os daré>>. Pues así son las cosas. El entusiasmo idealista y la
curiosidad de un hombre Sagitario son contagiosos. Claro que a veces esa
inocente exuberancia puede desbocarse un poco. Es posible que te lance al aire
en un momento de loca e impetuosa euforia... y se olvide de recogerte.
Estará casi siempre
rodeado de una multitud; es otro inconveniente. Para acercarte a él tendrás que
abrirte camino entre toda esa gente. Pero no te pongas pesimista, porque este
hombre es la personificación del optimismo. Lo es hasta tal punto que si sus
enemigos le mandaran por correo una gran caja de bosta, no se ofendería.
Simplemente pensaría que se olvidaron de incluir el caballo. Es un optimismo que
puede ser peligroso, ya que no es más que una forma de <<fe ciega>>. Y Sagitario
la tiene a montones. Claro que la fe ciega es algo estupendo; no es que yo tenga
nada en contra, ya que soy también de un signo de fuego. Pero puede llevarle a
una confianza demasiado ingenua que le haga caerse por los charcos. Claro que es
fácil caer en los charcos cuando uno va corriendo con un arco y una flecha,
mirando siempre hacia el cielo en busca de alguna meta tan elevada que nadie ha
tenido jamás el valor de apuntarle... o la absoluta falta de sentido común de
proponerse alcanzarla.
La confianza es una
gran cosa, pero confiar en quien no lo merece puede hacer lenta incluso una
carrera de caballos. En el sentido estricto de la palabra, Sagitario no es un
soñador; sus sueños están siempre sometidos al escrutinio de la lógica
implacable y la curiosidad compulsiva de Júpiter, y si resisten la investigación
a que se les somete, entonces es probable que resulten tan prácticos como
estrafalarios, aunque el mundo no esté todavía maduro para ellos. Una vez ha
llegado a la conclusión de que hay alguna esperanza de realizarlos, Sagitario
saca su caja de colores y pinta sus sueños prácticos con la imaginación más
vivida y desatada que se pueda imaginar. Pero siempre hay carcamales dispuestos
a sofocar las ideas avanzadas y estrangularlas antes de que hayan tenido tiempo
de demostrar lo que valen, y como todo el mundo sabe, los carcamales son muy
numerosos.
Su imaginación
exuberante puede ser causa de tropiezos y de que las cosas le vayan mal. Pero
Claro que con una
suerte así cualquiera es optimista. Aunque siempre hay algún día en que una
piedra es una piedra y el papel de estaño es papel de estaño, el Sagitario
típico se recupera rápidamente de golpes tan aplastantes. Algo muy semejante
pasa con tu jupiteriano y el amor: tiene suerte. Y cuando no la tiene, se
recupera con rapidez. Se muestra parcial en cuestiones de honradez, pero esa es
su única parcialidad; por eso tiene tantos amigos y gente que le quiere bien.
Dirige su mirada mas allá de la apariencia externa de las personas, en busca de
un valor mas autentico e intrínseco. No es que no tenga enemigos; los tiene,
pero muchos menos de los que pueden acumular otros signos solares. Es posible
que quienes padecen el aguijonazo de su franqueza en el comentario le miren con
odio y sientan deseos de estrangularle, pero por lo general acaban comprendiendo
que su intención era inofensiva. El pecado del varón Sagitario es la falta de
tacto y el atolondramiento, pero no la crueldad deliberada.
Es posible que a estas
alturas ya hayas descubierto que su manera de hablar es tan directa como su
flecha simbólica. Es capaz de decir cosas horrorosas, y si estas enamorada de
el, puede ser que salga de ello sin mayores problemas. Pero tienes todo el
derecho del mundo a ofenderte si un Sagitario a quien acabas de conocer se te
queda mirando francamente con sus ojos brillantes y despiertos, antes de
comentar que eres exactamente el tipo de mujer que un hombre elegiría como
querida. Cuando estés a punto de darle con algo en la cabeza, pondrá el gesto
más inocente e infantil y te explicará con encantadora ingenuidad que lo que
quería decir era que, sabes, en
Claro que no todas las
mujeres aceptarían tan rebuscada explicación para una evidente torpeza, pero no
importa. Aunque sus victimas estallen indignadas, cuando la cólera se enfría,
vuelven a ser grandes amigas de Sagitario. Que eso te sirva para comprender
cuales son los peligros que te acechan con ese chiflado aparentemente
inofensivo. Con su sonrisa cándida e ingenua, no recuerda en absoluto a un lobo;
mas parece un boy scout. Pero en asuntos de amor no es un boy scout. Mas vale
que lo tengas presente cuando te invite a salir de campamento.
El varón Sagitario
vive su vida romántica en un nivel superficial, pero lo plantea con sinceridad.
(Después de todo, si te quitaras de los oídos esas telarañas sentimentales,
recordarías que el dijo <<querida>>; no dijo <<esposa>>. Y el no es rey, y no
estamos en
Volvamos a la cuestión
de su honradez, que es un tema menos espinoso. Si una amarga experiencia te ha
enseñado lo frágiles que pueden ser las promesas de amor eterno de otros
hombres, apreciarás su franqueza. Ni te acobardarás siquiera cuando te cuente la
cantidad de aventuras que ha tenido y lo que espera de ésta contigo, con toda
claridad y lógica. Sagitario no ajustará a sabiendas un lazo legal con una
mentira en el corazón o en los labios, pero de alguna manera puede complicarse
en un flirteo que termine en una propuesta matrimonial (posiblemente de la
muchacha, no de él), y tendrá que darse una gran carrera para escapar del altar.
Como es un poco torpe, es posible que tropiece y que ella le alcance antes de
que haya ido demasiado lejos. En ese caso, Sagitario lo volverá a pensar todo y
decidirá ilógicamente que, si ella le atrajo en algún sentido –ya sea mental o
físico, no importa cual–, terminara por atraerle en todos los demás. Entonces
accederá, se casara y así habrán quedado sembradas las semillas de un nuevo
divorcio de Sagitario. Aparentemente, su capacidad de razonamiento (normalmente
confiable) le abandona cuando ha picado el anzuelo romántico.
No es raro que las
mujeres interpreten mal la actitud de Sagitario y piensen que la relación es mas
seria de lo que en realidad es; eso mismo produce a veces la impresión de que lo
que él busca es una relación turbia, cuando en realidad solo quiere conseguir
una amistad superficial, no física, o simplemente una chica que sea buena
compañera. Parece que en ambos sentidos el Arquero pierde. Pero como tiene
suerte, de la mayoría de sus líos sale con bien. No se puede negar que le gusta
el flirteo, pero no es únicamente sexo lo que busca; le gusta la variedad y el
estímulo mental. Si una mujer se pone pegajosa cuando él no hace más que
divertirse, procurará tomárselo todo a broma, aunque decididamente ella no le
verá la gracia. (¿Recuerdas que poco éxito tiene el Sagitario típico con los
chistes?) A muchos Sagitario les acusan de coquetear con todas las
recepcionistas bonitas y las chicas atractivas que ven, y a veces hasta con la
ancianita que vende periódicos en la esquina o con la policía femenina. Pues
bien, a ningún hombre que esté en sus cabales se le ocurriría seriamente
flirtear con una policía femenina –mientras que ella esté de servicio, por lo
menos–, de modo que ya ves que esa injustificada sospecha es ofensiva para el
Arquero. Más exacto es decir que la mayoría de las veces no trataba más que
mostrarse alegremente amistoso.
Si eres una chica
despierta, que usa la cabeza para algo más que para meterla debajo del secador
–y mas vale que lo seas, porque los hombres de este signo valoran la
inteligencia en una mujer–, a esta altura ya lo habrás entendido. No seas
celosa, no seas desconfiada. Dale mucha, mucha cuerda si quieres terminar por
colgarlo. No le hagas preguntas ni llores ni le acoses ni le amenaces con
dejarle. Ahógale con la libertad; imagínate lo grato que puede ser eso para él.
Si te tomas la vida con el mismo ánimo con que se la toma él, y a la gente tal
como es, reúnes los requisitos básicos para ser la mujer–esposa que él necesita.
Mientras seáis básicamente sinceros el uno con el otro, remontar cometas juntos
puede ser la gran diversión. ¿A que preocuparse porque alguna vez caerán al
suelo? Si están tan hermosas y libres, balanceándose allá en lo alto. No, a este
hombre no tienes que darle todo lo que él quiera para conquistarle. Limítate a
ser lo que él quiere. Se vivaz y despierta, pero deja que él dirija y domine tus
energías. Disfruta con los deportes. Sal de campamento con él, pero haz que te
acompañe tu San Bernardo. Muéstrate generosa, afectuosa, entusiasta, y no
intentes mantenerle todas las noches encerrado en la despensa, haciendo cremas.
Y deja bien en claro que tampoco él puede reclamar la exclusividad sobre ti.
Hazle saber que tú eres un espíritu libre, tanto como él. Jamás eches agua fría
sobre el entusiasmo con que abraza sus ideas descabelladas, y ocúpate tú de
otras cosas mientras él anda por ahí disparando flechas a blancos imposibles. De
esa manera, llegará una maravillosa noche en que te diga sinceramente que tú
eres más o menos todo lo que él esperaba en una mujer. Una vez haya llegado a
ese punto, dile con la misma franqueza que tú tampoco tienes nada que objetarle,
pero que es hora de tomar una decisión. Explícale que él te gusta tanto que
hasta pensarías en casarte con él, siempre que te prometiera no interferir con
tu libertad. Si no es así, realmente ya no tienes más tiempo para seguir
saliendo con él. Es una lástima, ya que os entendéis tan bien, pero siempre has
tenido curiosidad por saber que tal era eso de tener hijos; la maternidad es una
cometa que también te gustaría remontar. Tenlo todo preparado para que un
antiguo amor te llame justo en mitad de tu discurso. Arregla un encuentro como
sin darle importancia, en presencia de tu Arquero y, cuando cuelgues, sonríele
con tu mejor sonrisa y comenta que no hay razón para que no podáis seguir siendo
buenos amigos. Después, invítale a que salga con vosotros, para que no tenga que
quedarse solo por ahí. Con eso será suficiente. (¡No hay de qué!)
Cuando os hayáis
casado, es probable que no tengas problemas con tu familia política. A muchos
Sagitario les importan un bledo los vínculos familiares. No aceptan la teoría de
que hay que amar a los consanguíneos, a menos que se lo merezcan.
Incluso los que
sienten afecto por sus padres y hermanos los mantienen a una distancia
saludable. Les visitan y les muestran cálido afecto, pero no admiten que los
parientes se entremetan en su vida privada. Ocúpate tú de que los tuyos tampoco
interfieran.
Mantén siempre una
maleta preparada, que tendrás que hacer muchos viajes. Y tendrás que seguir
llevando al San Bernardo cuando vayáis de campamento, no ya como perro guardián
sino porque a tu flamante marido le encantan los animales. (Explícale al chucho
que ahora ya no es necesario que monte guardia ante la cremallera de la tienda.)
Mantente siempre ocupada y déjale salir solo todas las noches que quiera, sin
poner nunca en duda su fidelidad amorosa. Cuando se enoja, el Arquero es capaz
de echar una puerta abajo o de agujerear de un golpe una pared; no hace más que
soltar presión, pero complica las cosas, porque ¿cuántas veces puedes estar
llamando a los albañiles? Es mucho más fácil para todo el mundo si empiezas por
no acusarle nunca de falta de integridad. Cuando haga algo malo, es casi seguro
que te lo contara, y esa situación ya será bastante difícil de afrontar, para
que te andes preocupando por cosas imaginarías. Prepárate para enfrentar su
franqueza, por si ese mañana llega alguna vez, y prepárate para saber que
todavía te ama, en vez de perseguir hoy falsos rumores. Respecto de las
emociones humanas, se tan practica como él; te sorprenderás de la fuerza con que
puede arraigar el amor en ese ambiente de sinceridad. La verdad tiene el poder
de reforzar la permanencia de una relación.
Tendrás que dedicar
algunas horas al papel de mujercita de su casa. Como le encantan los deportes,
esperará probablemente que veas todos los grandes partidos por televisión junto
con él, pero también te llevará a sus múltiples actividades sociales, si eres
bonita y divertida y si te gusta la gente. Sagitario no aguanta a las mujeres
lánguidas y pegajosas, sin capacidad de contacto social. Se enorgullecerá de
cualquier talento que tengas, de manera que esfuérzate por tener alguno. Lee
muchísimos libros y prepárate para defender alguna de sus causas, especialmente
las causas perdidas.
Es posible que sea un
poco derrochón y que de vez en cuando le atraiga algún juego de azar, pero el
mismo impulso le hará ser generoso cuando se trata de darte dinero para gastos,
Si es un Arquero típico. Probablemente no se opondrá a que quieras trabajar para
tener tu propio dinero.
Recibirás más de una
crítica directa, y más de una vez, lamentablemente, carecerá de tacto; tendrás
que ir acostumbrándote desde ahora. Ignóralas, que ya tendrás bastante con
reparar las torpezas que cometa con sus amigos. Se supone que eres tú la que
entiende, ¿recuerdas? Es el derecho que le diste, aquella noche que forzaste la
situación.
Disfrutará más
con los niños cuando sean mayores, pero los bebés y los muy pequeñitos pueden
desconcertarle un poco. A los papás Sagitario les encanta, generalmente, salir
con su progenie a dar paseos al aire libre. Es posible que se sienta más próximo
a los varones y que comparta sus deportes y otras actividades, pero con las
niñas será tierno y afectuoso; encontrarán en él más bien un camarada que una
imagen paterna. A medida que crezcan se irán acercando más a él. De vez en
cuando, su franqueza puede molestarles, cuando necesiten intimidad; los niños
son celosos de sus secretos, y las curiosas indagaciones de Sagitario, amén de
sus observaciones nada recatadas, pueden llegar a herir sus sentimientos. Las
escapadas juveniles serán para el motivo de diversión más que de enojo, pero esa
misma tolerancia les marcara un límite; es probable que sea estricto únicamente
si le dicen mentiras. Será una de las pocas ocasiones en que le vean disgustado.
No le desatiendas por los pequeños; cuando te llame para remontar con él alguna
cometa, deja los imperdibles y los polvos de talco, llama a una canguro (que no
sea tu madre) y ve con él.
El Arquero piensa con
el corazón, no solo con la cabeza, y no siempre será prudente; a veces
demostrará un valor temerario. Tropezara, se caerá, volverá a levantarse y a
intentarlo de nuevo. Pero tú le perdonas casi cualquier cosa, porque dará a tu
corazón la satisfacción de un don muy grande: un amor sincero.
–Entonces no importa
–hacia que lado marches
–dijo el Gato.
–Siempre que llegue a
alguna parte
–agregó Alicia como
aclaración.
–Oh, seguro que
llegarás–le tranquilizó el Gato–,
–con que marches el tiempo
suficiente.
No siempre te dirá las
cosas que a ti te gusta oír. La mayoría de las veces, hará que se te pongan los
pelos de punta porque de ningún modo se muerde la lengua, pero de vez en cuando
te dirá algo tan especial y esplendido que te darán ganas de ponerte a cantar.
Tal vez necesites un
ejemplo. Escenarios: una cafetería. Tú acabas de reunir el valor necesario para
decirle que la amas, pero antes de que hayas podido abrir la boca, te mira con
sus enormes e inocentes ojos azules –o castaños, luminosos y directos– y te
pregunta con curiosidad: <<Dime, ¿cómo
te sientes siendo tan bajo? ¿No te pone neurótico ni nada de eso?>>. Mientras tú
tragas saliva, en un viril intento de rehacerte, ella agrega: <<Pero no te
preocupes, que ha habido muchos hombres bajos, como Napoleón
y Fiorello LaGuardia>>. Eso es casi agregar el insulto a la ofensa, pero antes
de que hayas tenido tiempo de marcharte, pensando que no ha existido otra mujer
que se mereciera más que la dejen plantada, ella susurra con voz dulce: <<A mí
me enferman los hombres que parecen postes de telégrafo. Tú eres perfecto. Esta
noche, cuando veníamos caminando hacia aquí, me fije que tenemos la altura justa
para andar juntos>>.
Vuelve a sentarte, que
te quedarás, y por mucho tiempo. Una muchacha Sagitario, amistosa y franca,
acaba de adueñarse de tu corazón con su propio y peculiar encanto. Será siempre
un poco demasiado franca, porque ve el mundo exactamente como es, por más que
use esas ridículas gafas de cristales rosados. Tendrás que admitir que para ser
capaz de eso hace falta talento. Cualquiera no es capaz de aplicar una lógica
razonable y clara a todas las situaciones, ni mantener la bendita facultad de
creer que las cosas irán mejor o, en todo caso, de aceptarlas tal como son.
Las mujeres Sagitario
son la encarnación del optimismo. Te dolerá cuando ella te diga que le gustaría
que ganaras algo más de dinero, pero después agregará: <<Claro que demasiado
dinero vuelve egoísta a la gente. Tal vez sea una suerte que seas pobre>>.
Admito que es una especie de optimismo forzado, pero ya te acostumbrarás. Una
mujer Sagitario jamás te mentirá, aunque a veces desearás que lo haga. Si se te
ocurre preguntarle como pasa las noches que no está contigo, te dará un informe
perfectamente detallado y sincero de todas las cartas que le escribe a ese
apuesto médico que conoció el verano pasado durante las vacaciones, y de las
invitaciones telefónicas que rechaza. Hasta es posible que te cuente los
problemas de insomnio que sufre cuando se queda despierta, a la noche, pensando
si tal vez lo que siente por ti no será amistad en vez de amor. Te darán ganas
de decirle a gritos que mienta un poco de vez en cuando. ¿Acaso no sabe que un
hombre tiene su orgullo? Pero no grites demasiado, porque podría ofenderse, y
ella tampoco es exactamente incombustible. Ya es sabido que Sagitario es capaz
de cóleras memorables.
Es probable que viva
sola. Las de este signo son muchachas muy independientes, y ambos sexos muestran
una extraña indiferencia hacia los lazos familiares. Tal vez se debe a que al
viajar tanto no están en casa con la frecuencia suficiente para llegar a conocer
bien a la familia. Incluso si sólo van al cine y a casa de sus amigas, siempre
están en movimiento. No quisiera asustarte, pero una vez conocí a una mujer
Sagitario tan poco sensible a los matices de las relaciones familiares que
invitó a un novio rechazado a que la acompañara en la luna de miel con su nuevo
marido. El pobre parecía tan solitario, y además decía que él se pagaría sus
gastos. ¿Por qué la miras de esa manera? ¿Acaso hizo algo malo?
Hay una cosa que
tienes que aprender sin pérdida de tiempo, si quieres que tus relaciones marchen
bien. Cuando quieras que ella haga algo, pídeselo, no se lo ordenes. En lo que a
Sagitario se refiere, la técnica del hombre de las cavernas funcionaba bien para
Tarzan y Jane. A ella le gusta que la protejan, pero no quiere que le den
órdenes. Ni siquiera su madre lo consigue, y ¿qué podría hacerte a ti mas
privilegiado que a su madre? Es posible que la madre sea Aries, y si una mujer
marciana no puede imponerse a ella, no habrá hombre en el mundo capaz de
conseguirlo. Sin embargo, su naturaleza es curiosamente retorcida; aunque le
disguste que alguien se lo imponga, sobre todo en público, cuando quiera poner a
prueba tu firmeza, muéstrate firme. Las mujeres jupiterianas no toleran a los
hombres débiles e indecisos. Si se pone de ánimo demasiado vivo, y su punzante
lengua llega a ser demasiado sarcástica, o si amenaza con una actitud cualquiera
que realmente te exaspera, dale un toquecito del tratamiento de Tarzan, apenas
lo necesario para mantenerla a raya. Algo del tipo de <<Haces eso y te rompo el
cuello>>. Es posible que, si se convence de que la cosa va en serio, reaccione
con una humildad sorprendente. Una mujer Sagitario no tiene la menor intención
de renunciar a su individualidad por un hombre, pero le gusta saber que la
consideras una mujer.
Es posible que te
confunda, pero eso no es nada comparado con lo que ella misma se confunde. Son
muchas las mujeres Sagitario que confunden amistad con amor y amor con amistad.
Si tú eres uno de esos hombres chapados a la antigua, que gustan de la timidez y
las evasivas en las mujeres, es mejor que te busques otra compañera de juego.
Esta señorita es franca y directa con los hombres, y no estará dispuesta a
entrar en el tonto juego de <<¡Imagínate como me siento!>> o <<¡Imagínate lo que
pienso!>>. Lo que ella siente y lo que piensa no difiere lo mas mínimo de lo que
hace y lo que dice. Su deslenguada franqueza provoca, naturalmente, malas
interpretaciones, su buena cantidad de duras batallas, y ni hablemos de
sentimientos heridos, pero no aplasta el espíritu de Sagitario. El orgullo de
Júpiter aflora a la superficie para rescatarla en una crisis y le permite
superar el dolor de su corazón
destrozado como si fuera una broma. Por dentro, es posible que esté llorando,
pero pondrá tanto ingenio para responder a las preguntas de los amigos sobre la
ruptura que todos terminarán por decidir que para ella eso no había sido más que
un flirteo sin consecuencias. Pocos se imaginarán como empapa la almohada noche
tras noche, mientras se pregunta que pudo haber sido lo que ella dijo para
estropearlo todo. Tal vez fuera esa vez que cuando él llamó cerca de medianoche
desde el vestíbulo, le dijo que no subiera hasta su apartamento, porque estaba
<<hablando con un hombre que tenia muchos problemas>>. En realidad, el hombre
era su cuñado, pero ella, con la peculiar habilidad de Sagitario para omitir lo
más importante del relato, se olvidó de decírselo. Además, ¿por qué tenia que
dar explicaciones? (Todos los Sagitario se muestran virtuosamente enfurecidos
cuando se pone en tela de juicio su integridad.) O podría haber sido cuando él
le pregunto si no tenia inconveniente en que su hermanita pequeña les acompañara
al cine y ella le salió diciendo: <<Vaya, espero que eso no signifique que
cuando nos casemos la tendremos todo el tiempo encima>>. Es muy posible que la
niña le hubiera gustado mucho, pero el natural temor de Sagitario a verse
abrumado por los parientes políticos la llevó a dar esa respuesta tan
desconsiderada. Ahora echa tanto de menos a la hermana como al hermano, pero es
demasiado tarde para explicar lo que quiso decir, y además, nadie lo entendería.
Para ella, este tipo
de callejones sin salida resultan insondables, pese a toda la lógica de sus
procesos mentales, y con frecuencia llevan a las jóvenes de Júpiter a un
romántico país de nunca jamás, en el que no saben donde puede encenderse
inesperadamente el fuego, ni por que, además de que tienen miedo de quemarse
cuando se encienda. Por eso Sagitario se muestra demasiado fría y tranquila,
incapaz de tomar en serio a nadie, y a si misma menos que a nadie. Al flirtear
abiertamente, y sin la menor intención de que la cosa se convierta en algo
eterno o duradero, se ganan la reputación de mujeres frías y sin corazón. Un
signo de fuego jamás es frío y sin corazón, pero claro está, por ahí andan un
montón de hombres que no saben nada de astrología y que lo ignoran. Si semejante
estado de cosas es causa finalmente de que se quede soltera, Sagitario no será
sin duda alguna una solterona seca y amargada. Seguirá jugueteando y
divirtiéndose con la vida; tendrá una docena de intereses que pueden llenar el
lugar del hombre, y con cada uno de ellos disfrutará muchísimo.
Claro que a ti no te
interesan las solteronas Sagitario; lo que piensas es hacer tu esposa de una
muchacha de este signo. (Por lo menos, yo espero que tus intenciones sean
honorables, porque esta pobre chica ya tiene bastantes problemas sin que tú te
propongas seducirla.) Dejemos de ocuparnos de la promiscuidad, para pensar en el
matrimonio. Como los Sagitarios varones, las Arqueras se espantan un poco ante
el connubio, de modo que para que se deje ensartar (es decir, para que acepte tu
propuesta de matrimonio) tendrás que valerte como cebo de algunas tretas
coloridas e ingeniosas. En sus relaciones con los hombres, Sagitario es vivaz y
anticonvencional; como se considera tu igual, es posible que, además de ponerse
tu suéter, copie tu manera de ser. Si, como a muchas mujeres de su signo, le
gustan los deportes y la vida al aire libre, es posible que te cueste un poco
distinguirla de los muchachos. No es que sea lo mismo; para empezar, cuando lo
usa ella, tu suéter parece otra cosa. No se trata de que las mujeres
jupiterianas sean agresivamente masculinas por naturaleza; pueden ser lo mas
dulce y femenino que hayas tenido en tus brazos. Simplemente, es que tiene
tantos compañeros varones que te acostumbrarás a verla en una multitud, por
todas partes, salvo en el baño turco y en el gimnasio. Como es tan absolutamente
sincera y franca, muy probablemente le tendrá sin cuidado su reputación y
desdeñará las hipocresías que impone la sociedad. Si le preguntas algo al
respecto, te contestará sin ambages; es posible que te diga que volver a casa a
medianoche no es inicio de promiscuidad más convincente de lo que puede serlo
como signo de inocencia el volver a horas más convencionales. Ella sabe que su
moral es irreprochable, y es lo único que importa. Naturalmente, se equivoca de
medio a medio: lo que piensen los demás es muy importante para la reputación de
una mujer. Pero intenta comprender su actitud, y no pienses que es veleidosa
porque se ríe de algunos chistes, por lo general sin haberlos entendido ni
remotamente (las sutilezas del doble sentido suelen escapársele a Sagitario). De
modo que si se queda toda la noche levantada para ver salir el Sol desde lo alto
de algún monumento (o de algún silo, si es que vivís en el campo) eso no
significa que sea la chica mas loca de la ciudad.
La verdad es que en el
fondo de su corazón es confiada como un niño. Ve las cosas de manera tan ingenua
que es vulnerable a los lobos, los estafadores e impostores (aunque, cosa rara,
esto sólo ocurre en las relaciones amorosas). Olvídate de la astucia con que
discute y de lo asombrosamente lógica que puede ser; todo eso no tiene nada que
ver con el corazón. No es la mente de Sagitario lo que está en discusión, esa
mente inteligente y rápida, capaz de hacer frente por sí sola a cualquier tipo
de emergencia; es el corazón lo indefenso, el que con tanta frecuencia tropieza
y se llena de magulladuras.
Hay otra cosa: es un
poquitin torpe. A veces, cuando una muchacha Sagitario se te acerque por la
calle con sus largos pasos de caballo pura sangre, pensarás que es la mujer mas
graciosa que hayas visto en tu vida... hasta que tropiece en una irregularidad
de la acera, se agarre torpemente al toldo del puesto de frutas para no perder
el equilibrio y desparrame dos cajones de naranjas. Es posible que el dueño del
puesto diga algunas cosas feas, pero no tardará en encogerse de hombros, decirle
que no se preocupe y regalarle un puñadito de uvas. La disposición alegre de
Sagitario es capaz de ablandar los más duros corazones. Habrá veces en que esta
muchacha te hará pensar en un perrito juguetón y torpe que menea alegremente el
rabo mientras camina por encima de tus pies. Pero es que los cachorritos así
encuentran siempre gente que les ama y les da de comer. Claro que darle de comer
a un perro sale un poco mas barato; las chicas típicas de este signo suelen
tener muy buen apetito. Les gusta comer y beber, vestirse bien y, cuando viajan,
viajar en primera. Sagitario es dispendioso por naturaleza (salvo que
Es posible que esa
chica Sagitario con la que te has enredado esté en el mundo del espectáculo,
porque a muchas de ellas les fascinan las candilejas. En ese caso, será mejor
que te hagas a la idea de que lo primero será su carrera, mientras no se canse.
El sordo murmullo de los aplausos y la atracción de los bises sonarán en sus
oídos como un sonido más convincente que todas las frases románticas que puedan
ocurrírsete. Jamás la obligues a elegir entre agradarte a ti y la emoción de
agradar a montones de gente junta, con el esplendor de su personalidad. Después
de un tiempo se asqueará de la hipocresía y el relumbrón artificial que la
rodean en el mundo del espectáculo. Y volverá corriendo a casita, a hacer un
ensayo de vida doméstica con alguien real: tú. Alguien que crea que la
sinceridad es hermosa y el engaño feo: de nuevo tú. Dejar su profesión no
cortará para siempre sus alas: al nacer se las aseguraron a los talones. Siempre
rondará cerca de ella el microbio de los viajes, para producirle un ataque de
fiebre errabunda. Cuando puedas, sal de vacaciones con ella, y si no, déjala que
se vaya sola en el tiovivo, y confía en ella. A quien ama es a ti, no a los
payasos organilleros con quienes le gusta pasar el tiempo.
Es posible que su
actitud desaprensiva ante el amor y su reticencia frente al matrimonio te hagan
pensar que carece de sentimientos. Eso es totalmente erróneo: una película
triste le hará llorar a mares, y si lee poesía le verás los ojos húmedos. Es
probable que guarde todas las notas que alguna vez le escribiste, los despojos
de las flores que le compraste en aquella ocasión bajo la lluvia, y las entradas
del partido de hockey donde te conoció.
En cuanto a sus dotes
de ama de casa, ten valor y paciencia. A las chicas Sagitario les aburre hasta
la saciedad el castigo de sacudir el polvo y fregar los suelos. Tan pronto como
hace una cama, se les deshace. Vaya, y uno que pensaba que la muy maldita
duraría unos días, con el trabajo que le costó meter bien las sábanas en los
ángulos. Todo eso la enferma de muerte. Sin embargo, es probable que cuando
tenga su propio hogar se aguante su disgusto. Si tú tienes la posibilidad de
pagarla, preferirá que tengáis una doncella; si no, se ocupará ella, tercamente,
de que la casa brille. Su madre no podrá creerlo. ¿Esa criatura descuidada,
dando cera a la mesita del café? Imposible. Pero el orgullo y la eterna lógica
de Sagitario lo consiguen; para ser fiel a si misma, tu Arquera necesita verse
rodeada de belleza y pulcritud, y no tarda en entender que si no limpia ella el
linóleo, no hay quien lo haga. Si de niña se vio obligada por las circunstancias
a ayudar en muchos menesteres domésticos, es posible que al principio se rebele,
pero acabará comprendiendo que es mejor quitar el polvo de los rincones con un
mínimo de resentimiento.
¿Y en la cocina, como
andamos? Bueno, no es fácil decirlo. Tal vez sea mejor que los fines de semana
salgáis a comer fuera. Si durante la semana te prepara comidas decorosas, no
esperarás que también los sábados y los domingos marque la tarjeta. Para la
mayoría de las mujeres Sagitario (si no tienen ascendente Tauro, Cáncer o
Capricornio), la cocina no es exactamente un éxtasis, pero si está empeñada en
hacerte superar un bache depresivo, puede prepararte algún postre fantástico.
Sus propios estados de ánimo pueden ser un espanto, pero esos episodios son
raros, y generalmente tan breves que apenas si llegarás a percibirlos. Cuando
está realmente herida, su lengua puede ser amargamente sarcástica, pero se
olvida de lo que dijo casi antes de haber acabado de decirlo, y no puede
entender por que sigues insistiendo en ello. Sagitario no es mujer para un
hombre cavilador y melancólico; un clima sombrío y pesimista puede enfermarla,
real y físicamente.
Seguramente, sus hijos
la adorarán; será excelente compañera y se divertirá muchísimo jugando con
ellos. Una vez superado su primer miedo a la responsabilidad, se las arreglará
con los pañales y los baños diarios como la mas pulcra y eficiente de las
niñeras. Casi todo lo que hace lo hace bien, con gracia, cuando finalmente se
decide a aprenderlo. Lo mismo que los mayores, de pequeños recibirán generosas
dosis de su optimismo y de sus comentarios desconsiderados. Si sobreviven a sus
verdades desnudas, crecerán en la convicción de que jamás ha habido una hermana
mayor tan sensacional como ella, que les contará cuentos divertidos y de final
feliz, y cederá súbitamente al impulso de llevarles de picnic a los bosques, en
busca de los tres ositos (ella misma cree en cierto modo que tal vez estén por
allí escondidos). Los niños estarán bien vestidos, sin que ella haga de eso una
cuestión de honor, y serán de espíritu alegre. Si aprenden de ella algunos
recursos nada convencionales (digamos, a estampar las cortinas extendiendo la
tela cruda en el suelo para después caminar descalzos sobre ella con las plantas
de los pies untadas de pintura amarilla), por lo menos no tendrás la casa llena
de conformistas. Su sinceridad dejará huella en el carácter de los niños. Si
después de haber buscado bien debajo de todos los abetos, no encuentran a los
tres ositos, es probable que ella les diga que no se preocupen... que era broma;
pero primero los habrá buscado. El niño que escribió al director del Sun de
Nueva York para preguntarle si realmente existía Santa Claus tenia que tener
como signo a Sagitario, o por lo menos el ascendente. Es probable que ella
eduque a sus propios hijos con la respuesta, franca pero realista: <<Si,
Virginia...>>.
Las madres de Júpiter
tienen que controlar su tendencia a no dar demasiada importancia a la
disciplina, salvo cuando están cansadas o enojadas... que es el peor momento
para imponerla.
Cuando invites a tus
amigos, tendrás una anfitriona encantadora; nadie lo hace con tanta gracia como
una mujer Sagitario, ni siquiera sus hermanas Leo, que no son nada torpes en su
desempeño social. Su actitud, alegre y amistosamente abierta, tiene un matiz que
hace que la gente, sea el basurero o tu jefe, se sienta auténticamente
bienvenida. En la más tensa de las situaciones, Sagitario sabe romper
instantáneamente el hielo, aunque también puede conseguir que se enarquen
algunas cejas.
Mientras dejes que se
sienta dueña de su propia alma, y en modo alguno prisionera, tu optimista
compañera Sagitario te dará un triple dividendo: su lealtad, su confianza y su
afecto. Los tres son inseparables, porque cuando una Arquera da su amor, da
siempre su amistad al mismo tiempo.
Las mujeres de Júpiter
son idealistas incurables. Y te diré un secreto que tal vez la tuya no te haya
confiado nunca: se enamoró de ti hace muchos años, cuando era pequeñita y pedía
a la luna nueva que le enviara a alguien para compartir la sinceridad de su
corazón. Hubo montones de veces en que le pareció que te había encontrado, pero
se desilusionó. Pero cuando por fin llegaste, te reconoció al instante, porque
eras un apacible payaso con algunos sueños propios, que la tomo de la mano y le
mostró el camino que conduce a las estrellas.
Cerca de nuestra casa
hay un perrillo tan lindo...
Un terrier pequeñito,
de ojos brillantes, sabes,
¡y con pelo castaño,
tan largo y rizado!
Y va a buscar las
cosas cuando se las arrojas,
y se sienta para pedir
comida
y hace toda clase de
cosas, tantas
que ni la mitad de
ellas recuerdo.
En el edificio donde vivo
hay una muchacha irlandesa de pelo oscuro, que nació en diciembre; toca la
guitarra, y a veces compone canciones. Una vez escribió un verso que me pareció
fabuloso, pero el resto de la letra no le salía. Con semejante comienzo, no
tenía por que preocuparse: <<Me saludaste, agitando tu corazón como un
pañuelo...>>.
Esta extraña frase
resume lo que son todos los Sagitario, desde que nacen hasta que alcanzan los
cien años; el calendario no importa. De todas maneras, no crecen jamás. Fíjate
bien en tu hijita Sagitario y veras si no agita su corazón como un pañuelo, o
como el rabo de un perro grande y amistoso. Y lo mismo, con igual entusiasmo,
hacen los varones de este signo, que necesitan desesperadamente ser amados por
su sinceridad. Los niños Sagitario son alegres y juguetones payasos en
miniatura, que cuando se sienten rechazados ríen con los ojos llenos de
lágrimas. Hasta los bebés exhiben su carácter alegre y su deseo de camaradería.
El niño Júpiter llorará si le dejas solo, pero lleva la cuna a la sala de estar,
donde los adultos ríen y conversan, y se dormirá tranquilamente, arrullado por
el murmullo cálido y tranquilizador de las voces humanas. Sus sueños serán tanto
más gratos cuanto mas acogedora y familiar sea la atmósfera de amor y felicidad
en que crezca. Mas adelante se desprenderá bastante de los vínculos familiares,
pero mientras sea pequeño necesitará la seguridad del olor humano, de ver y oír
a los humanos, de la misma manera que un cachorrito necesita que le pongas en la
cesta uno de tus viejos jerseys para enroscarse cómodamente en ella. Si a un
niño de este signo se le niega esta forma de íntimo contacto humano, se retraerá
en sí mismo y puede volverse un tanto sarcástico. Además, se buscará un
sustituto, como la frazada vieja y sucia de Linus en Charlie Brown. Puede ser un
almohadón suave, que pueda abrazar, o un osito de felpa, sin orejas y sin nariz,
pero para él representa la seguridad aunque te habría preferido a ti.
Los varones Sagitario
ponen de manifiesto su naturaleza confiada y feliz yéndose a pasear al bosque
con una caña de pescar de fabricación casera y una lata de lombrices, descalzos,
silbando alegremente, dispuestos a charlar con quien encuentren y acompañados
por su perro. De pequeño, Sagitario es informal, y jamás deja del todo de serlo.
Las niñitas de Júpiter suelen pasar por una época en que les encantan los juegos
de varones, y mientras este creciendo estarás continuamente aconsejándole que
<<se porte como una dama>>. Pero los de este signo son chicos que tienen sus
propias ideas respecto de que es lo que hace que alguien sea <<una damita>> o
<<un caballerito>>. Lo primero es la sinceridad. Desnuda, sin ornamentos,
brutal. La refinan hasta hacer de ella un arte, y lo mismo esperan de ti, o
bien... ¿0 bien que? O bien se negarán a convertirse en dóciles esclavos que
obedecen mansamente todos los caprichos de los padres.
Tu autoridad no es
coto vedado para la mentalidad curiosa y franca del niño Sagitario. La obedecerá
sin resistencia, si se convence de que hay lógica en tus órdenes, que deben
pasar primero por el tamiz de su mente inquisitiva y razonable; si no sales con
buenas notas de la prueba, te darán de lado. Y ahí te quedarás, agitando
amenazante tu autoridad o tu vara, y ahí seguirá él agitando a su vez,
desafiante, su sinceridad. Si eres justo y procuras ser tan sincero como él, un
niño Sagitario aprenderá a respetar tus normas. Cuando sepas que estás en lo
cierto, tendrás que ser firme y darle buenas y sólidas razones. Cuando te
equivoques, tendrás que admitir tu error y salvar la situación con una honrada
confesión de tu propia estupidez. Admitamos que muchas veces los padres insisten
en que se respeten las normas que ellos imponen por su propia conveniencia, más
que por el bienestar del niño. Un mocosito Sagitario olfatea esa clase de juego
sucio a un kilómetro de distancia, mientras las narices se le estremecen de
furia alimentada por una justa indignación. Es mejor que te prepares para
explicarle con calma todas tus órdenes e indicaciones, o para cansarte de usar
la vara antes de que la obstinación jupiteriana frente al castigo injustificado
empiece a dar signos de debilitarse.
<<La curiosidad mató
al gato>>: he aquí una frase que suelen usar con frecuencia quienes tienen niños
nacidos en diciembre. La curiosidad de Sagitario es infinita. Empieza el día con
una pregunta, y cuando se queda dormido tiene una pregunta en los labios. Cuando
son muy pequeños y apenas si están aprendiendo a hablar y a explorar el ancho
mundo, preguntarán cosas como: <<¿Por qué no debo tocar la estufa?>>, <<¿por que
los caramelos me estropean los dientes?>>, <<¿es cierto que las zanahorias rizan
el pelo?>>, <<¿cómo es que Santa Claus necesita cartas, si es mágico?>>, <<¿por
qué papá te hizo un guiño cuando hablabais de la segunda luna de miel, y por que
dijiste que una luna es de miel?>>, <<¿por qué hablas como si hubiera dos lunas,
cuando Billy dice que no hay mas que una?>> (Billy es su hermano mayor,
demasiado despabilado para su edad... y Acuario, ¡y si tienes una combinación
así en tu casa, ya puedes prepararte!). Durante el almuerzo, durante la siesta,
durante la cena, las preguntas zumban como moscardones. <<¿Por qué dijisteis que
Billy entró al cine de gorra, si yo le vi y no llevaba nada en la cabeza?>>
<<¿Por que te contó mi osito que yo me comí los bizcochos? ¿Por qué conmigo no
habla como habla contigo?>>
Como verás, la mayoría
de las preguntas de los niños Sagitario van dirigidas a pinchar el globo de la
hipocresía adulta, o de la presunción, cuando no la mala fe lisa y llana de los
mayores. De nada te servirá irritarte y vociferar: <<¡Cállate la boca, que si
dices una vez mas "porque" te daré una bofetada! No quiero volver a oírte esa
palabra>>. Volverás a oír, implacablemente, la vocecita del Arquero: <<¿Por qué
no?>>.
Más
tarde, cuando los pequeños Sagitarios sean ya mayores, las preguntas serán:
<<¿Por qué tengo que regresar a una hora determinada, si tú dices que tienes
confianza en mi?>> (y en estos niños confiarás, o por lo menos deberías
hacerlo). <<¿Por qué te preocupa lo que piense la gente? ¿Es que la gente te
importa mas que yo?>> Ahí tienes una pregunta difícil; mejor que vayas
practicando la respuesta mientras le cambias los pañales. Un adolescente
Sagitario jamás aceptará sin mas tus reglas, si la base de ellas es la
convivencia social más que tu preocupación por su bienestar. Claro que tu
insistencia en la observancia de ciertas exigencias sociales permite algunas
buenas respuestas, firmes y lógicas, que ponen en juego la reputación y su
inapreciable valor; pero asegúrate de que las has ensayado bien y de que suenan
convincentes.
El antiguo refrán
según el cual cuando los hijos son pequeños te pisan los pies, pero cuando son
mayores te pisan el corazón, debió de haber sido escrito pensando en Sagitario.
Es innegable que son niños desmañados, y a veces sencillamente torpes; ten una
buena provisión de tiritas y de tintura de yodo en el botiquín, porque los
Arqueros en miniatura tropezarán con tus pies y se te pondrán en el paso de la
escoba, la aspiradora y todas las buenas intenciones que tengas. Es posible que
tengas magulladuras constantes, en algún dedo del pie y en tu autoestima, pero
eso no es nada comparado con las que tendrás en el corazón el día que tu vástago
jupiteriano, varón o niña, le ponga firmemente el pie encima. Su necesidad de
libertad es tan intensa que excluye también la liberación de las ataduras
familiares, y estos niños pueden irse de casa con extraordinaria precocidad, y,
a veces, pasar largas temporadas sin telefonear ni escribir. Esto puede causar
algunas dolorosas puntadas en la región del esternón, pero la mejor cura para
esas dolencias parentales es asegurarse, mientras Sagitario es aun pequeño, de
que aprenda a respetarte por tu tolerancia y tu sentido del honor. Si eres
prejuicioso y estrecho de miras, es posible que no le veas más que los días de
fiesta... si tienes suerte. Pero si evitas medir a sus amigos con otro baremo
que no sea el de su auténtico valor, y si le has demostrado que tienes fe en su
honradez y en sus sueños, tu hijo volverá a casa a renovar su amor y a pisarte
los pies, para regocijo de tu corazón. De otra manera, se quedará por ahí con su
frazada o su almohadón o su osito de felpa, representados ahora por amigos que
le aceptan tal como es y que tienen fe en él.
Prepárate para cuando
el romance asome desde muy temprano en su rizada cabeza. Con las chicas,
probablemente no será grave. No se tratará más que de los primeros ensayos de su
feminidad. En cuanto a los varones, es posible que necesiten algunas clases
especiales sobre el tema de los pájaros y las abejas; mas vale prevenir que
curar.
También tendrás que
enseñarles a economizar, porque los niños Sagitario son poco ahorradores. Tienen
que aprender que cuando han gastado lo que tenían, ya no hay mas, no les ayudes
a tapar agujeros. Si se gastan el dinero para el bocadillo en revistas de
historietas, pues que se las arreglen durante la semana llevando a la escuela
sándwiches de mermelada o de mantequilla de cacahuete. Aunque parezca un poco
duro, es necesario. Algún día, las organizaciones crediticias te lo agradecerán.
Tanto a los niños como
a las niñas Sagitario les gustará, probablemente, ir a la escuela. Su
inteligencia polifacética y su gran curiosidad harán del aprendizaje un juego
fascinante, si una rutina demasiado opaca y aburrida, y un exceso de insistencia
en normas estrictas y hábitos de estudio demasiado rígidos, no acaban agotando
su innata inquietud. Cuanto más progresista sea la educación que se les imparta,
mejores alumnos serán los pequeños Arqueros, y con más placer estudiarán. Son
inquietos, y si se les obliga a estar continuamente sentados o a refrenar su
fantasiosa imaginación no tardarán en perder todo el incentivo, y –triste es
decirlo– a veces de manera permanente. Si sus maestros son severos e
intolerantes, o si son victimas de sistemas de enseñanza pobres en imaginación,
los niños Sagitario tienden a dejar la escuela para comenzar a trabajar.
El sistema de
distinciones da buenos resultados con los jóvenes Arqueros. Si se tiene
confianza en él, un niño de Júpiter jamás recurrirá a ninguna forma de engaño;
en caso contrario, puede llegar a la conclusión de que eso no tiene importancia.
Si nadie cree en él, ¿para qué esforzarse?
Su interés por la
religión puede ser profundo y muy serio. Son el tipo de niños y niñas que a muy
temprana edad deciden ser sacerdotes, monjas, ministros, rabinos o misioneros en
algún país extranjero. A medida que crecen ponen en tela de juicio los dogmas y
es posible que, en su eterna búsqueda de la verdad, cambien de fe y de
afiliación religiosa. El Cuerpo de Paz atrae invariablemente a la juventud de
Júpiter: les atrae la idea de correr mundo y la ocasión de poner en práctica su
idealismo. Luchar por una causa les permite desarrollar sus fuerzas. Si no tiene
un hueso, es posible que un cachorrito destroce el diván o haga tiras las
cortinas; un joven Sagitario sin una causa por la que luchar puede atacar una
ideología con un fervor y un fanatismo tales que dañe irreparablemente su
futuro.
Lleva los ojos
confiadamente fijos en las estrellas, y puede ser que sufra unos tropezones por
el camino, a fuerza de no advertir las rocas que se interponen en su trayecto.
El pequeño Arquero es sincero e independiente; dale lugar suficiente para que
practique y se ejercite con su arco. Necesita sentir la hierba bajo los pies
desnudos, recibir la lluvia en la cara y asar sus sueños en los brillantes y
cálidos rayos del sol hasta que estén perfectamente a punto. Ahí está, agitando
como un pañuelo su corazón joven y optimista, para saludarle. Devuélvele el
saludo agitando tu alegre confianza en él.
–¡No, no! Empecemos por
las aventuras
–exclamó el Grifo con tono
de impaciencia–,
que las explicaciones
llevan demasiado tiempo.
Es posible que tu
primera semana de trabajo con un jefe Sagitario te deje un poco confundido, sin
saber si reírte o llorar. Es evidente que ese señor es un tonto.
¿O será un genio? No,
ninguna de las dos cosas; simplemente es un patán, aunque mirándolo mejor, tiene
algo de Don Quijote. Pero eso no podría ser, dado que te insulta con tanta
erudición. Claro que también te halaga con tan cálida sinceridad... Mírale, si
es tan desgarbado como un potrillo de tres patas, y de pronto aparece tan
gracioso como un pura sangre. ¿Qué demonios usa, acaso son espejos deformantes?
Después de la segunda
semana decidirás, no muy tranquilo, quedarte un tiempo para ver que pasa. A
estas alturas, ya estás convencido de que su madre 1o echó completamente a
perder. Te equivocas; él no le dio tiempo. Siempre hizo lo que quiso hacer.)
Bueno, pero el problema que se lo aguante otro, no tú. Tú te vas muy pronto. Que
se arregle ella con el tipo... su mujer, claro, a quien ya has empezado a
compadecer. (Es cierto que de vez en cuando ella misma se compadece un poco,
pero la vida que lleva es emocionante.) En cuanto a ti, estás seguro de que tu
jefe te aborrece secretamente. (Le pareces estupendo, pero es que es de una
sinceridad brutal cuando cometes errores, y dolorosamente franco si se trata de
señalar defectos.) Crees que está pensando en ascenderte. (Todavía no, lo que
pasa es que ayer estaba un poco demasiado eufórico.) Esta mañana te invitó a
almorzar, así que ahora podrás conocerle un poco mejor. (Pero canceló la
invitación, porque se había olvidado de que tenía que hablar en una reunión del
club.)
Dos meses más tarde,
tú y tu psiquiatra llegáis a la conclusión de que ya es hora de hablar
seriamente con él. Tú acabas de decidirte: si presta atención a tus quejas por
su comportamiento incierto y enigmático, para que puedas saber que suelo estás
pisando, con él y con la compañía, seguirás en tu puesto; si no es así, te vas.
Y se lo plantearás firmemente. (Que pena, acaba de irse a Londres.) Está bien,
puedes esperar. Pondrás todas tus cartas sobre la mesa cuando el regrese, y le
dirás exactamente como te sientes. Dale unos días para que vuelva a estar bien
al tanto de las cosas; parece un poco cansado. Pero tú no vas a dejarte
impresionar por eso; mañana ya estará bastante recuperado como para escuchar
razones. (En cambio, tendrás que llamar al aeropuerto, porque se va a Tokio.)
Pero, ¡un momento, a ver! ¿Cuando piensa aterrizar en alguna parte el tiempo
suficiente para que tú le digas lo que no te gusta de la forma en que te trata?
¿Quieres saber la
respuesta, de veras? Nunca. Tu jefe Sagitario engrasa todas las mañanas los
rodamientos de sus patines de ruedas y con ellos se desliza despreocupadamente
por la ciudad, organizando una gigantesca campaña de promoción tras otra. Puedes
estar seguro de que no quiere detenerse durante el tiempo suficiente para que le
señales sus errores: él piensa que es muy buen tipo y, en realidad, cuando te
dejas de pensarlo, lo es. Muchas veces es tímido y desvalido, y necesita que le
comprendan.
Pero, ¡que siga
haciendo esas increíbles observaciones a la gente! ¿Y por que después te toca a
ti disculparte en nombre de él? Llega un momento en que uno puede quedarse sin
excusas. (Telefonea a su mujer, que ella las tiene archivadas por orden
alfabético.)
No es justo que él
siga sonriendo tan campante mientras ignora completamente lo que tú dices, y se
niega a ajustarse a un horario. (Habla con su madre, que le encantaría tocar
contigo ese tema; hace años que espera poder encontrar a alguien que la entienda
y se compadezca de ella.) Entonces, ¿qué vas a hacer? Simplemente, tienes que
hacer algo.
Podrías probar
escribiéndole una carta, pero asegúrate de que es lógica, sin falsas emociones
ni argumentos unilaterales que le presenten a él como el malo y a ti como el
bueno. Si el bueno es él. Plantea bien las cosas y las pensará, y tratará de
corregir su actitud, pero a lo que no está dispuesto es a pasarse seis horas
hablando de eso. A su juicio, hay aventuras más emocionantes que escuchar una
lista de las cosas que hace mal. Además, si de todas maneras no va a cambiar,
¿por que hacerle perder el tiempo? ¿Es que no tiene virtudes, acaso? Bueno, pues
las tiene. Empecemos por ahí: aférrate a ellas y olvídate de lo demás. Es lo que
hizo su madre, y lo que hace su esposa. Imítalas, que ellas son sabias.
Podrías empezar por
hacer una lista de sus aspectos buenos. Lo primero, tendrás que admitir que rara
vez se pone gruñón. Solo de vez en cuando, si alguien trata de sofocar el fuego
de su entusiasmo, o si ese pesado del contable insiste en recordarle lo que
significan las cifras de su informe de gastos del mes pasado. Generalmente, tu
jefe Sagitario es un hombre cordial, optimista, alegre. Ese es un punto a su
favor. ¿Qué otro? No es muy estricto con los permisos por enfermedad ni con las
vacaciones. Otra cosa positiva: es generoso. ¿Cuántos jefes te habrían entendido
aquella vez que perdiste todo el sueldo en las carreras y tuviste que pedir un
mes de adelanto? Todo lo que te dijo fue que deberías haberle preguntado a él
que caballo iba a ganar, en vez de apostar por esos indudables perdedores. Pero
te dio el adelanto, y dijo que podías reintegrarlo mas adelante, a razón de
algunos dólares por semana. Un punto más a su favor. Cuando impulsivamente
rompiste con tu novia y después te arrepentiste profundamente, él te dejo la
tarde libre para que pudieras arreglar las cosas. Antes de que salieras, te
comentó sin darle importancia que te consideraba el empleado mas creativo de la
empresa, con una sinceridad tan obvia que te levantó el ánimo y te dio el valor
de correr confiadamente a los brazos de quien tú sabes, de modo que para esa
noche, el romance interrumpido se había arreglado. Es decir que es estupendo
para levantar la moral. ¿Qué otra cosa?
Confiesa que admiras
su alma de cruzado. Cuando cree que algo es justo, lo defiende con fiereza, y a
ti te produce una sensación grata y
cálida trabajar con un hombre así. Es emocionante estar junto a un defensor de
causas perdidas, que se mantiene fiel a si mismo y a su código,
sea éste el que fuere. ¿No es reconfortante, acaso? Claro que si. Pues añade
esta otra virtud.
Pero, un momento... ¿y
esa vez que te hizo sentir como un perfecto estúpido, cuando te equivocaste al
leer las cifras en una reunión de
ventas, y él fue el primero en reírse? Y después trató
de disculparse diciendo: <<Este muchacho, Tom, siempre metiendo la pata, pero
igualmente le queremos>>. No pienses ahora en esas cosas, acuérdate de que
estamos buscando sus puntos buenos.
De nada sirve negar
que un jefe Sagitario puede tenerte un poco en el aire. Es difícil decidir si es
santo o pecador, o un poco de cada cosa. La verdad se acerca, probablemente, mas
a esto último. Hace falta un tiempo para acostumbrarse al ejecutivo de Júpiter,
que generalmente es cordial y amistoso, pero cuya sinceridad y deseo de tener
todo al descubierto (y cuando digo todo, lo digo en serio) pueden escandalizar a
las naturalezas muy sensibles. Es un hombre tan democrático que no podrá dejar
de gustarte, aunque a veces sus modales directos y su franqueza brutal resultan
difíciles de aceptar. El patrón
Sagitario es sincero y amistoso; evidentemente, no es de esos hombres que pueden
cultivar un agravio ni herir deliberadamente a nadie. Tiene muy pocas
inhibiciones, y entre ellas no se cuenta, como es obvio, la que le impida
señalarte tus errores. Sus críticas las formula abiertamente y por lo general
con una total ausencia de tacto. Ni siquiera los Arqueros delicados piensan
jamás en las heridas que causan cuando le van revelando alegremente a uno sus
fallos, con mortífera precisión. Es
verdad que los halagos y el cálido reconocimiento superan en mucho a los
momentos de incomodidad, pero esos episodios dolorosos escuecen como ampollas.
Un ejecutivo nacido en diciembre cree sinceramente que todo el mundo quiere oír
la verdad; por eso la dice. Cuando se da cuenta de que ha ofendido a alguien,
puede ser la personificación del más
contrito arrepentimiento: se disculpa y se explica profusamente, con lo que más
de una vez empeora las cosas.
Será raro que sepas dónde
está en un momento dado. Sagitario puede desplazarse a cualquier parte con
rapidez increíble. Descubrirás que es especial para detectar impostores,
viajantes que le presenten cifras falsas, clientes con motivos ocultos y
empleados con vicios disimulados. Con su vida amorosa no es tan despierto. Si es
soltero, puede ser que toda la oficina hable de sus escapadas sentimentales y de
sus aventuras románticas.
Probablemente tendrá
un montón de amigos de las clases
mas variadas: presidentes de banco, políticos de nombre, ociosos, reporteros,
ministros, médicos, abogados, fontaneros, carpinteros, anunciantes de radio,
damas de sociedad, levantadoras de pesas, jugadores fulleros, coristas,
arquitectos, taberneros y profesores universitarios se codean alegremente a la
entrada de su apartamento a cualquier hora del día o de la noche. Sagitario mide
a todos con su propia vara y, si están a la altura de sus exigencias, los
defiende con lealtad.
Cuando da órdenes
lo hace con porte regio, pero con tal cordialidad, aparte de la 1ógica
implacable de sus métodos, que es difícil ofenderse con él. Aunque le falte
tacto y a veces haga el bufón, puede
recurrir a su poderosa intuición y
al acierto de sus corazonadas para salir casi de cualquier berenjenal en el que
se haya metido. (Los problemas románticos pueden ser un poco mas pegajosos, amén
de mas difíciles de evitar para él.) Su pensamiento es mucho más profundo de lo
que permite suponer naturaleza tan desaprensiva. Un jefe Sagitario puede dar
buenos argumentos a cualquier abogado y, normalmente, salir adelante. Si tu
ejecutivo es típico de Júpiter, es probable que haya tenido una educación
excelente, y aunque no hubiera sido así, nunca podrías decirlo, con todos los
conocimientos que ha ido cosechando por la vida su mentalidad inquisitiva.
Básicamente tiene buen corazón, pero
también es lo bastante ambicioso para llevarse a alguien por delante de vez en
cuando. A veces, en situaciones sociales, la memoria le falla, pero rara vez le
pasará lo mismo con los hechos. El Arquero es capaz de saberse las cifras
comerciales brutas de sus competidores, y de olvidarse del nombre de su propio
tenedor de libros, que hace varios años trabaja para él. Aunque camine con paso
libre y activo, es posible que alguna vez, con el descuido típico de Sagitario,
meta el pie en el cesto de los papeles, o apague el cigarrillo en la bandeja de
los lápices. Pero aunque al pasar tropiece con el cable del teléfono, rara vez
tendrá tropiezos mentales. Con frecuencia sus ideas son impopulares y pasan muy
por encima de la cabeza de otras gentes, pero nueve de cada diez de ellas son
buenas.
Hay algunos jefes
Sagitario que son tímidos, pero bajo su apariencia de timidez, Júpiter sigue
controlando la personalidad. Hasta los Arqueros de la variedad retraída lanzan
sus flechas hacia el cielo y sostienen firmemente el arco. A los extrovertidos
les encanta hablar y exponer sus teorías favoritas (sazonadas con la mayoría de
sus opiniones privadas). También los introvertidos pueden realizar excelentes
monólogos, cuando les da por ahí, y
generalmente lo que dicen es interesante e instructivo. A tu jefe Sagitario le
encantan los animales, las luces brillantes, el pensamiento creativo, comer y
beber bien, viajar, la lealtad, el cambio y la libertad. Rechaza la falta de
sinceridad, la crueldad y el egoísmo, no soporta que no le cuenten las cosas,
aborrece la avaricia, el pesimismo, la posesividad y la hipocresía. Por lo común
es muy grato trabajar con el, y consigue hacerse querer; uno va teniendo la
sensación de que, si se dejara,
Sagitario perdería de alguna manera el rumbo, pese a su egotismo y su
independencia. (No es así, pero de todas maneras quédate con el. Es posible que
el mañana siga siendo siempre un gran interrogante, pero el presente nunca te
resultará aburrido.)
–Es, con mucho, lo más
confuso que jamás he oído.
Me gustaría que me lo
explicaran
–dijo la Tortuga Burlona.
–Ella no puede explicarlo –declaró el Grifo, presuroso–.
Pasemos al verso siguiente.
Encontrará usted muchos empleados que, cuando les diga la
cantidad de dinero que pueden ganar trabajando un año con la empresa, además de
los incentivos financieros que ésta ofrece después de cinco años de servicios,
se mostrarán muy interesados. Su empleado Sagitario, no. A él le fascina mucho
más lo que va a pagarle usted ahora... hoy. Mañana ya está bastante lejos, pero
el año próximo es impensable, y cinco años son la eternidad. Eso es dinero en el
aire y lo que a él le interesa es el auténtico efectivo. Lo que suceda mas
adelante queda librado a los dioses. Sagitario arrojará los dados y confiará en
la suerte: lo más probable es que los dioses le sonrían.
Tener a Sagitario en la oficina es una delicia. Es posible
que de vez en cuando se le caiga una pila de carpetas o que derrame el café
sobre la correspondencia lista para despachar, pero ¿que importancia tienen esas
pequeñas torpezas en alguien tan alegre y bien dispuesto? No es quejoso ni
llorón; adopta una actitud positiva, tan entusiasta y optimista como era usted
mismo cuando entró en la empresa, ¿recuerda? La diferencia esté en que él
seguirá siendo así hasta que se jubile; eso es parte de su naturaleza. Es
posible que algo de eso se le pegue a usted, y quien sabe si el Arquero no
llegará a iluminar un poco ese oscuro rincón donde perdió usted sus ilusiones,
de manera que pueda volver a pulirlas y ponerlas otra vez a prueba.
Sagitario jamás hace las cosas a medias. La única decisión
que le cuesta tomar es la del matrimonio, pero en todo lo demás es bastante
rápido. Es claro que hay algunos arqueros con ascendente Tauro o Capricornio que
se mueven con más cautela, pero no es que sean lentos, ni en el terreno mental
ni en el emocional. Normalmente, el Sagitario típico le llevará la delantera, y
no tendrá sin duda el menor inconveniente en hacérselo notar: la humildad no es
uno de sus atributos más conspicuos. Suele recubrir con un tenue velo de
modestia el orgullo de su ego, pero atisbando por debajo de él, verá usted una
persona que confía en sí misma y está generalmente muy satisfecha de sí. Alguna
que otra vez puede sentirse inseguro, en asuntos del corazón, pero ¿a quién no
le sucede?
A veces puede parecer indiferente y descuidado, pero no por
eso se deje usted llevar del grave error de subestimar la relampagueante
intuición de Júpiter y sus no pocas veces brillantes procesos mentales. Habrá
veces en que usted no tenga idea de adónde va, ni de dónde ha estado, y otras en
que se preguntara si de veras es tímido o si simplemente está ganando tiempo
para esos planes que está cocinando en la olla a presión de su mente. En otros
momentos no le quedará ningún margen para la duda; será tan directo que le
dejará espantado con su franqueza. Poco habrá de pequeño en sus gestos, sus
ideas o sus acciones. Los errores que comete son grandes, enormes, y de apuestas
enormemente desiguales obtendrá descomunales ganancias.
La curiosidad de Sagitario puede ponerle a uno los nervios
de punta. Jamás se quedará satisfecho con recibir instrucciones, querrá saber
cual es el porque de sus órdenes y la razón de sus métodos. Si considera que su
1ógica es razonable, no le escatimará su aprobación sincera, pero de lo
contrario, es probable que sea usted quien se acobarde ante su evaluación
igualmente franca de los fallos que el Arquero encuentre en sus procedimientos.
Eso, antes que usted eche mano de todos sus talentos y se enoje. Lo primero
puede ser una precaución muy necesaria cuando se trata con Sagitario, pero
enojarse es un lamentable desperdicio de adrenalina, porque son muy pocas las
personas capaces de enfurecerse con el Arquero. Es de esos seres a quienes uno
quisiera azotar y besar al mismo tiempo, pero como eso es imposible (lo primero
está excluido si es su secretaria, y lo segundo si se trata de su encargado de
ventas), es preferible que no lo piense mas.
La mayoría de los empleados Sagitario no se ruborizan
cuando se reconocen sus méritos; les encanta el aplauso. En cambio, es posible
que usted se ruborice por ellos, cuando empiezan a jactarse de sus talentos y
capacidades. Uno de los pequeños lunares de Sagitario es su alegre disposición a
comprometerse para cualquier cosa –y, literalmente, el cielo es el límite– para
después no llegar hasta el final porque el blanco estaba un poco mas lejos de lo
que ellos habían calculado. Los de tipo mas recatado y discreto también
tenderán, dentro de su estilo, a abarcar un poco mas de lo que pueden apretar,
pero de todas maneras los de ambas clases pueden salir del brete con la
frecuencia suficiente como para que uno se quede fascinado.
Son gente sobre la cual parece flotar, vigilante, la buena
suerte de Júpiter. Reforzados ya de nacimiento por certeras corazonadas y
percepciones impecables que les llevan a conclusiones 1ógicas, sus aciertos son
mas frecuentes que sus errores. Si a eso le sumamos un poco de la suerte típica
del signo, ya verá usted por que es tan frecuente que marchen a la cabeza de la
columna. Un amigo mío me señaló últimamente algo que a él le parecía una
excepción: una actriz Sagitario que desde hace años está buscando una
oportunidad. Aunque actualmente parece que pasó la mala racha, esperó tanto
tiempo y tuvo que esforzarse tanto para que la reconocieran, que mi amigo pensó
que Júpiter la había abandonado. Pero el hecho de que tardara en llegar al
estrellato no tenía nada que ver con el tipo de constante buena suerte que
confiere Júpiter. Todo el mundo tiene algunos problemas con el momento en que se
le dan las cosas. En cambio, ella consigue que el dueño de la casa le haga
arreglar un picaporte cuando en otro apartamento tienen el dormitorio inundado;
llega al mercado a tiempo para comprar el último melón, y se encuentra un
flamante par de medias en la nevera cuando acababa de rompérsele el único que
tenia y no le quedaba un centavo hasta el martes próximo. Su primer trabajo
realmente bueno que tuvo, lo consiguió porque el productor la confundió con otra
actriz, y después de haberla visto actuar, se alegró de haberse equivocado. Ese
es el tipo de cosas que le pasan siempre a Sagitario. Antes de que la situación
se ponga demasiado negra, el sol aparece por algún lugar insospechado y los baña
de luz, como si quisiera recompensar la pureza e ingenuidad del optimismo de
Júpiter.
En ocasiones, la suerte de Sagitario funcionará al revés
con algún Arquero que usted tome como empleado. Alguna de sus torpezas echará
por tierra la mejor operación comercial que su empresa estaba a punto de cerrar,
pero el día antes de despedirle, usted se enterará de que al presidente de la
otra compañía, a quien el insultó y trató de embaucador, le han procesado por
vender acciones sin respaldo de capital. Probablemente, la desatinada torpeza de
Sagitario le salvó a usted de un desastre completo. Y su secretaria Júpiter, que
se olvidó de despachar esas cartas tan importantes, apenas si habrá tenido
tiempo de secarse las lagrimas por lo mal que usted la trató, cuando se descubra
que en una de las cartas iba un cheque por un importe mayor del que podía cubrir
esa semana su cuenta bancaria.
Hay Sagitarios que se burlan de su buena suerte y a quienes
les gusta dar la impresión de que son perdedores natos. Si emplea usted a uno de
ellos, no se deje engañar por su astucia. Tal vez sea uno de esos tipos
sospechosos con ascendente Escorpio, que piensan que si hablan del asunto su
suerte cambiara, pero sus aciertos en la quiniela son tan frecuentes como los de
todos los demás Arqueros. La semana pasada entró en una zapatería a comprarse
los zapatos más baratos de la tienda, porque estaba sin un centavo; pues resultó
que era el millonésimo cliente y se ganó un par de zapatos nuevos por mes
durante cinco años. ¿Que no se lo contó, dice? Es por su ascendente Escorpio,
pero su signo solar es Júpiter.
La falta de sinceridad no es una de sus debilidades, ni el
tacto tampoco. Es posible que tenga usted que intervenir para solucionar algunas
trifulcas en la oficina, o ayudar a hacer las paces cuando, con su brutal
franqueza, Sagitario se compadezca de la calvicie del contable y le proponga un
remedio... después que usted se pasó años enteros convenciéndolo al pobre de que
tenia la cabeza llena de pelo para tenerle contento, ya que es Leo. Y su
secretaria no se olvidará jamás de la vez que estaba hablando por teléfono con
el cliente mas importante de la empresa, y ese Sagitario que tiene usted entre
el personal vino corriendo a decirle, a dos centímetros del micrófono, que se
habían roto las cañerías y el aseo de señoras estaba inundado. Todo eso puede
ser desconcertante, pero ya superarán ustedes esas pequeñas rarezas de carácter.
El empleado Sagitario puede sorprenderle con algún colérico
estallido cuyo blanco puede ser cualquiera, el ascensorista o usted. (El Arquero
no tiene prejuicios.) Vehemente y justa, su indignación se enciende por lo común
cuando alguien se atreve a dudar de la sinceridad de sus intenciones. Sagitario
es la encarnación de la integridad, aun cuando para llegar a la verdad pueda
tomar por retorcidos atajos. Y lo es realmente: dudar de él o acusarle de dolo
puede ser causa de que dispare enardecidamente sus flechas verbales, que
perforarán sus puntos mas sensibles con tanta precisión como si el propio Robin
Hood le hubiera enseñado a tirar. Y, en realidad, Robin Hood seria un excelente
sobrenombre para él, ya que es probable que simpatice profundamente con la
actitud de robar a los ricos para ayudar a los pobres. En cuanto a sus enfados,
nunca duran el tiempo suficiente para ser realmente hirientes, de la misma
manera que es raro que sus flechas dejen cicatrices; apenas una leve huella.
Si no puede encontrar apartamento, deje usted que su
Arquero se traslade a una de esas maletas grandes y espaciosas que usted tiene,
y cóbrele alquiler. Preferirá, con mucho, vivir en una maleta antes que tener un
techo y cuatro paredes, si eso amenaza con privarle, de algún modo, de su
libertad. Cuando aparezca con un maletín cubierto de etiquetas de viaje, le está
comunicando sutilmente que se le despertó el espíritu andariego: atienda la
insinuación y mándele de viaje, que probablemente lo necesita. Volverá cargado
de órdenes de compra y con el corazón aligerado. Es buen vendedor, pero tal vez
tenga usted que enseñarle a refrenar sus entusiasmos. Los Sagitario pueden
precipitarse a responder a un desafío, olvidándose de la más elemental cautela.
Pero, por impulsivo que sea, cuando se decide a ponerse a pensar en serio puede
derrotar a los pensadores profesionales con sus ideas, que no por resultar un
tanto pasmosas dejan de ser completamente 1ógicas. Para él, el dinero es
importante, porque tiene que mantenerse en el estilo al cual le gustaría llegar
a acostumbrarse. Sagitario no suele ser mezquino, de manera que, si usted lo es,
tratará de hallar un medio más acogedor.
Es posible que su Arquero consiga alguna vez hacerle
levantar las manos con desesperación, pero de nada le servirá. Cuando él le vea
levantar los brazos en el aire, se limitará a arrojarle una pelota, gritándole:
<<¡Ahí va!>>. ¿Y que puede hacer usted? Atraparla. El ejercicio le hará bien.